07:00 A.M. y tu despertador te pega un fierrazo en la cabeza. Comienza tu día y antes de llevar tu cuerpo al mundo real, piensas un poco en cómo hacer tantas cosas en tan poco tiempo. ¿Se paleteará YISUS y le pondrá más horas al día? Difícil. Mejor intentar con algo más humano que se llama PLANIFICACIÓN.
Aunque suene un poco atiborrante la palabra (más aún para los que estudian pedagogía), es más sencillo de lo que crees. Se trata de darle un tiempo determinado a cada cosa en tu día para hacerlas entrar todas juntas y ser una persona más eficiente.
En la escala de una buena planificación de actividades, debes categorizar las cosas en una escala de mayor a menor según su importancia. Ir a la U estaría primero que mirar Jaidefinition. Solo por dar ejemplo suave y liviano.
Si te cuesta lo abstracto por la memoria de Doris que tienes, toma lápiz y papel y dibuja un horario con todas las horas del día que pretendes estar funcional. Escribe primero, todo aquello que no puede ser pospuesto por NADA DEL MUNDO. (Salvar el mundo, la reunión con Sebastián Piñera, el chat con la reina Isabel, cosas así). Luego, continúa con aquellas cosas que deben hacerse pero no son tan urgentes, y así sucesivamente.Ojo con los horarios de sueño. Para que puedas dar tu 101% en el día, debes haber tenido un tiempo prudente para aplastar la oreja. No lo mires a huevo, que esto puede incrementar o reducir tu energía. Asimismo, asegúrate de alimentarte correctamente, con especial cuidado, en el desayuno. Recuerda el dicho de la abuela: Desayuna como rey, almuerza como príncipe y cena como mendigo (esto último incluye el vino en bolsa).
Y tú ¿Tienes “vida” en la U?