Generalmente asociamos la maternidad a pañales, lactancia y periodos de descanso. Pero lo cierto es que son muchas las madres que deciden iniciar un negocio, luego de formar una familia. Y es que las mujeres se están atreviendo cada vez más a ser emprendedoras.
En primer lugar, se deben considerar algunas cifras entregadas por el Women -Owned Bussinesses Report de American Express. Según este informe, en Estados Unidos, son más de 8,3 millones las empresas que son propiedad de mujeres. Se calculan que estas brindan empleo para cerca de 7,7 millones de personas.
Mientras que en México, las emprendedoras suman aproximadamente 16 millones. En tanto que de acuerdo a datos de la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias, el 47% de las pymes de este país, están dirigidas por mujeres. Sin embargo, se estima que solamente un 2,6% de quienes son económicamente activas, son empleadoras.
Según aconseja Esperanza Ricalde Sarmina, directora institucional de la Red de Incubadoras de Empresas de la Universidad del Valle de México (UVM), el primer paso para estas mujeres no solamente está en detectar una oportunidad de negocio. Para insertarse en este contexto, también deben entender en qué rubro son buenas, con qué red de contactos cuentan y qué están dispuestas a sacrificar como mamás.
Otro informe que nos puede dar algunas luces sobre la situación de las mujeres, es el de la asociación Mumpreneur de Francia. Este se refirió al perfil de las emprendedoras, el cual reunió ciertas características: una edad entre los 25 y 40 años, además de contar con una experiencia laboral previa en un empleo fijo.
Por otro lado, siete de cada diez mujeres aseguraron haber comenzado el negocio para tener más independencia. Mientras que seis de cada diez, dijeron buscar mayor flexibilidad.
En cuanto a los motivos de renuncia, las madres señalaron como argumento el contar con escasas opciones de flexibilidad. Esto constituiría una razón para que estas mujeres sean las primeras en realizar esas retribuciones una vez que son empleadoras.
Fue precisamente en Francia, donde se acuñó un término para estas jóvenes madres que están armando sus propios negocios: “mumpreneur”. El país galo cuenta con otra interesante cifra, ya que es el que tiene una mayor tasa de actividad femenina. El 80% de las madres desarrolla una actividad profesional.
Si bien en Chile no contamos con cifras tan específicas, sí existen algunas iniciativas para apoyar a las mujeres emprendedoras, como algunos portales que ofrecen asesorías. Los tiempos han cambiado y ya no constituye una gran dilema ser madre y trabajadora, a la vez. Y ahora la idea es que tampoco sea una disyuntiva, ser madre y emprendedora.
Imagen tomada de Flick de Ran Zwigenberg