Hace décadas atrás ingresar a la universidad era una oportunidad casi segura de convertirse en un profesional exitoso. Sin embargo, también es cierto que era muy bajo el porcentaje de jóvenes que ingresaba a la educación superior. Según la OCDE, en 1980 solamente el 7,2% de quienes tenían entre 18 y 24 años ingresaba a este tipo de instituciones, mientras que el 2009 lo hacía un 46%.
Una de las últimas cifras, arrojó que hay más de un millón de jóvenes que está matriculado en alguna institución de la educación superior. El hecho de que cada vez más personas puedan acceder a estudios superiores, es algo destacable, pero que tiene sus matices. Un asunto, por ejemplo, es la deserción. En algunas universidades, el abandono de estudios supera el 25%.
Pero una vez que hemos completado la misión y hemos egresado, ¿qué tan determinante puede ser la casa de estudios donde hayamos estudiado, en nuestro futuro? La respuesta es compleja.
En primer lugar, el viejo debate entre universidades tradicionales versus privadas sigue vigente. Y la verdad es que sí puede ser determinante haber egresado de un plantel del Consejo de Rectores (Cruch), especialmente algunas como la U. de Chile, la Católica, la de Santiago, la de Concepción, la Federico Santa María, etcétera. Al momento de conseguir trabajo, aunque no siempre ocurre, hay muchas ofertas que piden egresados de alguna de estas instituciones, incluso a veces se restringen a las dos primeras. Los sueldos a veces también son mayores o menores dependiendo de la institución.
Sin embargo, haber estudiado en una de estas universidad del Cruch tampoco garantiza éxito seguro. Muchas de sus instituciones se han precarizado, debido al poco impulso que se le ha dado a la educación pública, desde la Dictadura. Además, siempre dependerá de la carrera.
Por otro lado, la oferta de universidades privadas es amplia. Y así como hay unas muy reconocidas, también hay otras que han sufrido serios cuestionamientos. Esto especialmente luego del escándalo con las acreditaciones, siendo una de las más perjudicadas la U. del Mar.
Así, muchas veces la universidad de la cual egresamos nos puede jugar a favor o en contra. No obstante, lo que sin ninguna duda se puede volver determinante en nuestro futuro, es la experiencia laboral que vayamos adquiriendo y las aptitudes que demostremos tener.
Además el éxito no se puede medir solamente en términos económicos. Un profesional con vocación social, egresado de una universidad X, puede llegar más “lejos” e incidir en la vida de muchos, sin que necesariamente gane millones de pesos. Por el contrario, un ex estudiante de una institución prestigiosa, sea tradicional o privada, que luego tiene un alto cargo en una empresa privada, puede ganar mucho dinero, pero sus logros no son comparables a lo que puedan aportar otros con vocación pública.
Por último, hay quienes sin tener un título universitario ni otros estudios superiores formales, logran abrirse camino y se aseguran un buen pasar económico. No obstante, si bien hay muchos casos exitosos, también dependerá de factores como los contactos, la postulación a fondos, las aptitudes para hacer negocios o, incluso, la suerte.
Por lo tanto, afirmar que la universidad de la cual egresaste te determinará tu futuro es cierto, pero también impreciso. Tristemente, en Chile, el apellido, el colegio antes que la U y los contactos (los “pitutos”) siguen teniendo una importancia desmesurada. ¿Cuándo habrá un candidato presidencial de apellido González o Huenchullán?, por sólo dar un ejemplo.
Quien haya nacido en una familia acomodada, casi sin importar donde haya estudiado, tiene más facilidades para lograr un buen futuro. Al menos más que alguien que forma parte de la primera generación de su familia en ingresar a la universidad. No se trata de que el segundo no logre llegar lejos, sino que debe sortear más obstáculos, empezando con una millonaria deuda en créditos universitarios.
¿Qué tan determinante crees que es la universidad en la cual estudiaste, en tu futuro?