Sin duda, es difícil decidir qué estudiar y la certeza de estar en lo correcto o feliz haciendo lo que te gusta, no llega hasta que alcanzas un equilibrio entre el gusto y el futuro. Está permitido equivocarse y tener una segunda opción, pero una tercera, una cuarta… ¿una sexta? Tus viejos ya no te verán con mucha empatía al llegar a casa.
“A este hay que sacarlo con abogado”, dice el chiste popular sobre alguien que no termina su carrera o que habiéndose cambiado en su tercera opción está recién en cuarto a los 30. Esto no es una condena en sí misma pero, sin duda, no es cómodo escuchar a la tía lejana o a la abuelita preguntar si ya terminaste de estudiar o cuándo comenzarás a trabajar.
Muchos se cambian porque no encuentran su vocación o porque no tienen “dedos para el piano” para la opción que eligieron o porque se dan cuenta que no tendrán buenos empleos cuando egresen. Otros, simplemente porque tienen el “síndrome de Peter Pan” y no quieren dejar de ser niños. Todo esto, lamentablemente no es gratuito, ya que cada cambio de carrera implica altos costos por concepto de deudas y aranceles cancelados.
Si te ha pasado, estás en el 43% del tercio de estudiantes que deserta de su primera carrera. Aunque hay algunas diferencias en el número, nadie puede decir que es una cifra despreciable.
Según un documento desarrollado por el Sistema de Información en Educación Superior, el mayor número de reincorporaciones se da en las universidades con un 53,7%, cifra superior al promedio de 43,9%. En otros establecimientos de educación superior, los dígitos caen hasta el 38,9% en los institutos profesionales (IP) y hasta el 31,9% en los centros de formación técnica (CFT).
Un último dato lo aporta un estudio de Techo, en que señalan que las mujeres tienen menos probabilidades de desertar que los hombres, que los estudiantes solteros tienen menos probabilidades de desertar que los casados y que mientras mayor es el estudiante al momento de ingresar a la universidad, mayores son sus probabilidades de deserción.
El punto, en definitiva no es cuántas veces te cambias de carrera, ni el tiempo que te toma, sino que todo ese periplo sea fructífero a la hora de finalmente ponerte a trabajar, es decir, que obtengas rédito monetario y que seas feliz y te sientas realizado haciendo lo que hagas. Por algo, fue una decisión tan largamente meditada.
Y tú ¿Pensaste en cambiarte de carrera?