El lunes 29 de julio el presidente Sebastián Piñera anunció el envío de un proyecto de ley al Congreso de reajuste del sueldo mínimo para alcanzar los 210 mil pesos.
Esto luego de que la anterior propuesta de 207 mil pesos fuera rechazada por el Parlamento, y que la oposición exigiera al Ejecutivo que se alcanzara un piso de 210 mil pesos.
Recordemos que la cifra actual del sueldo mínimo es de 193 mil pesos, y que es un tema de todos los años, pero la discusión a través de la prensa, por parte de los políticos de Gobierno y de oposición, significa diferencias mínimas entre las dos coaliciones.
Si bien el alza planteada por el presidente Piñera es mayor a la esperada por muchos y muchas, representa una cifra insuficiente para los estándares de vida que se tienen en Chile.
En nuestro país se considera que una persona se encuentra bajo la línea de la pobreza si su ingreso per cápita es inferior a los 72 mil pesos aproximadamente. Esto quiere decir que en una familia promedio de cuatro personas el ingreso debe ser superior a los 288 mil pesos para dejar de ser pobre.
En resumidas cuentas, las cifras de sueldo mínimo propuestas por el Gobierno, y aprobadas año tras año por el Parlamento, no permiten, según cifras de organismos oficiales, superar la pobreza.
Cuando Chile está con generosas cifras de crecimiento económico y el cobre en los últimos años alcanzó cifras históricas, al mismo tiempo, el sueldo mínimo está lejos de satisfacer las necesidades de una familia promedio de cuatro personas.
Inclusive, el mandatario tiene el descaro de anunciar que con este ritmo de reajuste se llegará a los 250 mil pesos el año 2015.
Los motivos que dan las autoridades y los economistas proclives a la economía neoliberal hablan de que si se sube el sueldo mínimo más allá de lo aconsejable se pondría en riesgo el crecimiento de la economía y el empleo.
Asimismo se menciona la palabra "crisis" como un comodín, independiente del momento en el que se esté hablando. Que la crisis viene, que hay que superar la crisis o que la estamos superando. Nunca es un buen momento para darle más a los que menos tienen.
Si se analizan los países industrializados, según la Fundación Sol, y se toma en cuenta el PIB que tiene Chile hoy “el valor hora del salario mínimo nacional sólo representa un 54% del valor hora del salario mínimo promedio de estos países en los años 70’ principalmente”.
La señal que dan las autoridades con estas cifras habla de las enormes desigualdades que se profundizan y quedan al desnudo cuando se conocen las cifras de crecimiento de la economía nacional, los porcentajes de inversión privada, la alta concentración de las riquezas en una minoría contrastando con la limosna que representa el sueldo mínimo. Nos queda mucho por avanzar.