Cuando tenemos que tomar una decisión, muchas veces sentimos que debemos pensarlo en calma y silencio, sin nada que nos distraiga. Sin embargo, según un estudio, la mejor respuesta a nuestros cuestionamientos más importantes, nos podría llegar “consultándolo con la almohada”.
Así lo postula la “Hipótesis de deliberación-sin-atención”, sostenida por Ap Dijksterhuis, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Amsterdam, Holanda. Esta teoría sugiere que el cerebro posee una capacidad mucho mayor de análisis al trabajar de manera inconsciente.
"A diferencia de la deliberación consciente, que posee una reducida capacidad (de análisis) y que puede llevar a las personas a tomar en cuenta sólo un conjunto irrelevante de información al decidir, el pensamiento inconsciente, o pensamiento sin atención, puede conducir a buenas elecciones", señaló Dijksterhuis en la revista Science.
A esta conclusión llegó luego se hacer varios experimentos en los cuales los participantes debían elegir cuál auto comprar, entre varios modelos distintos. Para que decidieran, se le presentaron 12 características que se designaron como positivas y negativas, por ejemplo, el consumo de combustible por kilómetro.
Por un lado, solamente el 25% de quienes eligieron un auto luego de analizar conscientemente las características planteadas, eligió el mejor modelo. En tanto, más de la mitad de aquellos que fueron sometidos a actividades distractivas, luego de haber repasado los atributos, acertó en la elección.
"Aunque los pensadores conscientes tienen una mayor capacidad de realizar la mejor elección entre productos simples (guantes o toallas), los pensadores inconscientes son más proclives a realizar la mejor elección ante productos complejos", explicó el psicólogo holandés.
Y aunque pareciera que la respuesta a nuestro dilema se nos ocurre repentinamente, no se trata de algo tan azaroso, sino que en realidad es producto del trabajo de nuestro cerebro conectando ideas. Un proceso que comienza antes de lo que creemos y de forma inconsciente. Por eso se recomienda que si vamos a tomar decisiones complejas, distraigamos al cerebro consciente con actividades mecánicas, por ejemplo, resolviendo un puzzle. En el caso del experimento citado, por ejemplo, resolvieron anagramas.
Como vimos anteriormente, este proceso está fuertemente ligado con la creatividad. Muchos ejemplos del estrecho vínculo entre la resolución de un problema y la “distracción” han pasado a la historia. Está el caso de Arquímedes, quien gritó el famoso “eureka” cuando se estaba sumergiendo en una tina llena de agua. Por otro lado, Henri Poincaré, matemático del siglo XIX, desarrolló sus principales teorías justo en el momento en que se subía a un bus. Asimismo, el Premio Nobel de Física Richard Fenynman, tenía como costumbre ir a un bar, pedir una 7-Up y si llegaba a inspirarse, anotaba ecuaciones en una servilleta.
No obstante, hay otros científicos que se cuestionan los resultados. "Aunque los estudios tienen la ventaja de que parten de situaciones de la vida real, lo hacen desde un solo punto de vista, el de la psicología social, ignorando los aportes de la neurobiología", opinó el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva de Argentina.
Como sea, más allá de discrepancias entre neurobiólogos y psicólogos sociales, lo provechoso que puede resultar distraernos al momento de tomar una decisión, es algo que podemos comprobar por nuestra cuenta. Solamente hay que abrirse a la posibilidad de que la respuesta a un dilema pueda llegar cuando menos lo imaginamos.