Han proliferado las críticas al sistema de las AFP y a raíz de aquello surgen algunas soluciones: mayor regulación, más cotización o un cambio radical a todos el sistema por otro que asegure pensiones dignas, de acuerdo al trabajo de toda una vida, para que los “años dorados” se vivan como se merece.
La discusión sobre el sistema de pensiones ha tenido pantalla el último tiempo gracias a los recientes foros presidenciales, pero es una demanda latamente impulsada por organizaciones sindicales y civiles que vienen criticando el sistema de AFP, en su esencia y aplicación.
Algunos han planteado reformulaciones al actual modelo, llamado de “capitalización individual”, reconociendo que tiene problemas en la asignación de pensiones a quienes están en edad de jubilar. Las medidas, en esta línea, apuntan a inyectar más recursos al sistema y regular el pago obligatorio y oportuno de cotizaciones de los empleadores.
Otros, sin embargo, señalan que el problema con las AFP es su lógica de capitalización, ya que, si bien están pensadas en aumentar la rentabilidad de los cotizantes o inversionistas que seríamos todos los que imponemos, esto sólo ocurre en contadas ocasiones, dando como resultado un saldo negativo para los fondos que, según algunas cifras, corresponde a pensiones de 180 mil pesos en promedio.
Los que proponen el Sistema de Reparto Solidario, señalan que ni siquiera una AFP estatal que introduzca mayor competencia al mercado soluciona el problema, porque tampoco está exenta de los vaivenes financieros de la economía especulativa. Especulación también es el monto final que recibiremos al jubilar puesto que no existe ninguna garantía o compromiso fijo.
Por su parte, el sistema de reparto implica el descuento de cotizaciones a todos los trabajadores que están en actividad laboral. Estas cotizaciones se acumulan y sirven para pagar de inmediato las pensiones a todos aquellos que están jubilados.
La propuesta es que el nuevo sistema sea universal y solidario. Universal implica que la responsabilidad del Estado debe ser asumida en un primer nivel de pensión, llamada pensión básica. Respecto a los valores de estas, se estima que debe tener un valor inicial igual al sueldo mínimo, monto que se incrementará de acuerdo al crecimiento de la economía. Además, esta característica subsanaría el problema de bajas pensiones de las mujeres, por los menores sueldos que perciben.
Y es solidario, en tanto es financiado por las cotizaciones de los trabajadores y de los empleadores. A ello se debe agregar que en el caso de las mujeres se debe integrar el abono de un año de imposiciones por hijo, por parte del Estado.
Esto lo explica el abogado experto en AFP, Carlos Rivadeneira: “Los gastos del Estado por el sistema de AFP son superiores a los que puede generar el reparto. Se puede invertir el dinero y se pueden cubrir estas pequeñas falencias, que son insignificantes en comparación con la catástrofe socioeconómica, el genocidio social que significa el sistema de AFP en Chile”.
Por lo pronto, algunas iniciativas comienzan a florecer en el Parlamento, como la impulsada por el senador Eugenio Tuma, quienes debaten la creación de un Sistema Alternativo de Pensiones. “Todas estas propuestas buscan la protección del trabajador y el poder garantizar pensiones dignas. Hoy tenemos un ahorro forzoso de los trabajadores en un sistema que fortalece el sistema de capitales y financiero debilitando las pensiones de los trabajadores, lo que da como resultado riqueza para quienes administran y usan los fondos de los trabajadores y pobreza para quienes se pensionan”, señaló el senador, sellando el diagnóstico sobre el actual sistema, como un modelo fracasado.
¿Qué te parecen estas propuestas sobre un nuevo sistema de AFP?