Si cuando te vas a acostar tu reloj marca más de las 1 A.M. te tenemos una noticia, eres más inteligente que el promedio de la gente.
Así lo expresa un estudio realizado por el científico Satoshi Kanazawa, que en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, descubrió que había diferencias significativas entre las preferencias del sueño y tiempo entre distintas personas según su nivel de coeficiente intelectual.
Con esta investigación, determinaron que las personas con mayor coeficiente intelectual son más propensas a ser noctámbulas, mientras que aquellas con menor coeficiente intelectual tienden a restringir sus actividades en el día.
La explicación científica de esto, según el estudio indicado, responde a los llamados ritmos circardianos, donde los ciclos de 24 horas que regulan nuestro reloj biológico en periodos de sueño y vigilia se comportan normalmente a medida que se apaga la luz solar bajo los parámetros de animal diurno, que nos corresponde.
Cuando estos ritmos de auto-regulación no son respetados, la rutina acorde a nuestra naturaleza se rompen, por lo tanto cuando un individuo no puede descansar de acuerdo a las horas que su cuerpo necesita los ritmos circardianos se trastornan.
En este último caso, la persona noctámbula, cuyos ciclos son más largos de lo habitual, tienen desplazados los periodos de sueño y sienten la necesidad de acostarse más tarde, alcanzando el climax de su actividad en general pasado la media noche. Si se les obliga a llevar ritmos matutinos y a levantarse temprano, probablemente tengan periodos de somnolencia y cueste ser productivos por la mañana.
Por otra parte, no todo es maravilla para los que (me incluyo) son noctámbulos.
El mismo estudio determina que los trasnochadores que tienen un CI (coeficiente intelectual) por encima de la media, y por tal son más adaptadas a los tiempos modernos y han abandonado costumbres de descanso antiguos. También tienden a ser personas que desarrollan comportamientos irascibles, irracionales y en general poco fiables en sus reacciones y conductas.
El equipo de Kanazawa aclara que a pesar del potencial intelectual que desarrolla una persona que se acuesta tarde, una persona con su tiempo de descanso ordenado tiene baja probabilidad de desarrollar trastornos de personalidad, depresiones, adicciones y, en definitiva, algún cambio negativo en la persona.
Después de conocer los pros y contra de ser noctámbulo, creo que es prudente pensar dos veces al momento de decidir si respetar los ritmos de descanso habituales o forzar el cambio en nuestro comportamiento.
Y tú, ¿te sientes más inteligente al acostarte más tarde?
Fuente: The Economist