Así lo señalan diversos estudios que han cruzado datos entre tiempos de traslado para llegar al trabajo y elementos de felicidad e la vida de las personas, como relaciones personales, condición física y elementos de percepción.
En Santiago, el tiempo de viaje promedio es de 45 minutos en auto (sólo ida), 36 en metro, 54 en micro y 25 en bicicleta (ejem), según la última medición de tiempos de viaje que realizaron en conjunto diversas ONGs ligadas al fomento de la bicicleta como medio de transporte.
Más allá de que estén amañados los resultados, las cifras son corroboradas por el estudio de la consultora Regus, que promedió en 90 minutos al día, lo que viajan los santiaguinos para llegar a sus trabajos. En estas circunstancias, no solo afecta la gran cantidad de tiempo que empleamos arriba del transporte, sino las consecuencias, físicas y mentales de este “encierro” diario.
Entre los efectos adversos más notorios, está el aumento de divorcios en un 40% a medida que los tramos de viaje se hacen más largos. Un estudio en Suecia arrojó que para ganar más dinero, las personas viajan más, pero a la vez, pierden tiempo en compañía de sus parejas y seres queridos, lo que implica un reordenamiento de prioridades con el escaso tiempo libre de que se dispone. La vida en pareja queda relegada a la última prioridad, concluye el estudio.
Una relación directa entre el tiempo de viaje y los niveles e felicidad, lo reportó el estudio de la consultora TNS Gallup, quienes señalan que “el 40% de los trabajadores que pasan más de 90 minutos trasladándose de sus casas al trabajo, experimentan estrés y preocupación casi todo el día”.
Más profundo fue un estudio de la Universidad de Cornell en EEUU, quienes midieron biológicamente los efectos del largo viaje, y analizaron la saliva de personas según sus tramos y “constataron que los que toman tiempo para llegar a sus trabajos, tenían mayores cantidades de cortisol: la hormona del estrés”
Otro estudio señala que existe una relación directa entre el tiempo de viaje y las relaciones interpersonales: por cada 10 minutos que se utilizan en viajar al trabajo o el hogar, se tiene un 10% menos de conexiones sociales. Es decir, menos relación con la pareja, amigos, familia o posibilidades de realizar actividades recreativas.
A esto se suman las consecuencias físicas que produce estar tanto tiempo sentado en el transporte público, con las consecuencias para la espalda y el flaco favor de contribuir al sedentarismo de la mayoría de los trabajadores.
Lo único bueno sería aprovechar ese tiempo de viaje para leer o escuchar el último disco de tu grupo favorito.
¿Cómo afecta el tiempo de viaje al trabajo en tu vida personal?