A sujetos más felices, mayor es el emprendimiento. Es lo que muchos pensaríamos si analizamos los factores que determinan a que una persona busque emprender un negocio y alcanzar el éxito.
De hecho, Sergio Hinojosa y Carlos Albornoz, investigadores de la Universidad del Desarrollo, partieron desde la misma premisa para comenzar su estudio “Ganas de emprender y felicidad: Un estudio exploratorio”.
Sin embargo, y tras analizar una muestra de 3 mil adultos chilenos, pueden afirmar todo lo contrario: a menor felicidad, mayor intención de emprender un negocio.
Según el estudio publicado en el Journal of Technology Management & Innovation, y editado por la Universidad Alberto Hurtado, sólo un 40% de los entrevistados pensaban emprender un negocio dentro de los próximos tres años, mientras que un 92% se consideraba feliz y un 81% satisfecho con su vida.
Por asombroso que parezca, las personas menos felices son las que más piensan en cambiar su situación mediante la creación de una empresa o negocio, mientras que quienes se sienten más conformes con sus vidas no lo consideran necesario debido a la satisfacción que les produce su empleo y al miedo a la desestabilización que significaría intentar cambiar de rumbo o, en este caso, emprender.
Este hecho es entendido como “emprender por necesidad”, no sólo económica sino también emocional y afectiva.
Desde hace años que se incluye la felicidad dentro de los puntos a analizar en los estudios económicos, debido a lo determinante que puede resultar este factor en el desarrollo y crecimiento de la economía de un país.
De esta forma, ambos investigadores se llevaron una gran sorpresa al intentar descubrir empíricamente los factores que detonan la intención de emprender.
¿Infeliz y emprendedor o feliz satisfecho?