La verdad es que el Transantiago cuando fue anunciado en el gobierno de Ricardo Lagos se presentó como una gran revolución en el transporte público. Los conductores no se preocuparían del pago del pasaje, y por ende no estarían más preocupados porque la gente pague la micro. Se concentrarían exclusivamente en manejar. Existirían paraderos definidos para los recorridos, y se reduciría la distancia de cada recorrido estableciendo buses alimentadores y buses troncales.
Pero mucho de lo que se prometió no se cumplió, o se cumplió a medias. El sistema presentó deficiencias impresentables como una larga espera en muchos recorridos y una baja cantidad de buses. Esto originó un colapso que desembocó en un descontento generalizado de los usuarios del Transantiago. De esta manera se motivó un descontento de la gente que se expresó en varias ocasiones con cortes de tránsito en las calles y manifestaciones contra el sistema.
Según Juan Pablo Cárdenas, Premio Nacional de Periodismo, la evasión del Transantiago anda cerca del 25 %, y en algunos sectores más vulnerables se ha podido apreciar que llegue al 80 %. Esto se explica en gran parte por lo deficiente del servicio entregado, que no se condice con la revolución en transporte prometida.
Pero en el caso de los universitarios que tienen una tarifa rebajada de 190 pesos el caso es muy particular. Si bien los universitarios suelen no hacerse problemas para evitar algún conflicto con el conductor o con la fiscalización (que implica una multa que va desde los 40 mil a los 60 mil pesos), no son pocos quienes evaden y se niegan a cancelar su pasaje en el transporte metropolitano.
Ernesto Sandoval, joven universitario de una universidad tradicional, aclara que rara vez paga su pasaje. “Por lo mismo casi no ando en Metro”. Agrega que no paga “porque el sistema es derechamente malo, y ante un mal servicio no tengo por qué pagar. Si te venden un auto con tres ruedas, tú no vas pagar por ese auto. Entonces, ¿por qué pagar por un servicio malo como el Transantiago? ”.
Básicamente, los evasores del Transantiago responden a un mal servicio con el no pago. Cuando un servicio o un producto entregado no satisface las necesidades de los usuarios, se le castiga con la no compra. Pero como en el caso del transporte público no existe otra alternativa, la evasión es la protesta o la señal que demuestra esta insatisfacción.
Y tú, ¿qué opinas del Transantiago?