El día de ayer, apoderados del liceo Carmela Carvajal encararon a la alcaldesa Josefa Errázuriz, siendo enfáticos en deponer las tomas y paros que afectan a dicha institución educativa. Ellos señalan que esta toma la llevan a cabo sólo 16 alumnas, siendo más de 3.000 las estudiantes que deberían componen el alumnado. En la vereda opuesta a estas 16, un grupo de estudiantes reunía firmas de sus compañeras para deponer la toma y poder tener clases, hasta la tarde del día martes llevaban más de 200.
Este hecho no es aislado, ya que en la mayoría de los colegios y universidades movilizadas, las tomas las lleva una minoría. Además, en gran cantidad de casos, quienes realizan estas protestas, lo hacen sin preguntarles previamente a los otros estudiantes. A la vez, después de consumar el acto, buscan legitimarlas a través de votaciones. Ejerciendo la democracia después que el daño está hecho -Al igual que lo ocurrido en la constitución del 80- simbólica, e irónicamente, el método utilizado por Augusto Pinochet para legitimar su poder.
Las tomas responden a causas absolutamente justas y meritorias, es un método de presión que genera, un cuestionamiento por parte de los estudiantes. Sin embargo, la efectividad de estas han disminuido en comparación a años anteriores, especialmente, por la baja adhesión que han tenido, pasando de ser una tendencia social a meros casos aislados.
Tanto las autoridades de izquierda y de derecha -considerando el duopolio político- creen que estas son ilegítimas. Ya que la representatividad de este tipo de manifestaciones cae en manos de pocos, que además, no desempeñan cargos como presidentes o representantes del estudiantado, lo que hace menos respresentativa, valga la rebundancia, dichos métodos de movilización.
La pregunta de rigor sería ¿Cómo hacer democrático un acto tan poco democrático como es una toma? Ya que por más que tenga la intención, las asambleas donde se discuten estos temas – además de la adhesión a movilizaciones nacionales- la participación es menor de la esperada y, quienes participan, tienen visiones políticas claras y que defienden con todo su ser, generando que el porcentaje que se opone calle para no quedar mal con el resto. Sin compartir lo dicho por Pablo Longueira, podríamos denominar esto una “Mayoría Silenciosa”.
¿Estás a favor de las tomas estudiantiles? ¿Crees que es un mecanismo efectivo de presión?
¿Qué tan representativas son las tomas estudiantiles?
Publicado
por
Oscar Tucas