Hay códigos con los amigos del colegio que simplemente no puedes romper porque te metiste a la U. Los más cercanos te piden tiempo para juntarse, pero no siempre puedes porque estás full trabajos y pruebas. Además, tienes que sociabilizar con los compañeros de la U, sí o sí, y generar nuevos vínculos.
¿Qué hacer? creo que la única opción es adaptarse y hacerse el tiempo como sea. Difícil, pero no imposible.
Lo importante es valorar la amistad verdadera, lo que exige sacrificios y decisiones. Y es que no es casual que en tus años en el liceo hayas creado amistades cercanas y que elegiste libremente. Con ellos –pocos o muchos- viviste experiencias similares, compartiste emociones y sentiste menos soledad en la compleja adolescencia. Sin duda, ell@s fueron pilares en la construcción de tu propia identidad. ¿Merecen que los dejes botados? Obvio que no.
En la U la situación cambia de forma rápida y muchas veces radical. Haces nuevos amigos, principalmente, porque debes trabajar y estudiar codo a codo con ellos gran parte del día. Así surgen intereses y conversaciones comunes que te empiezan a absorber. También, es frecuente que encuentres a nuevos compañeros de carrete. Con ellos no tratas temas muy profundos, pero te divierten y despejan de las tensiones universitarias cotidianas.
El problema es armar un carrete donde los juntes a todos, pues la experiencia dice que no resulta, ya que para algunas personas no es tan fácil entablar conversaciones con desconocidos. Así que típico que se arman dos grupos y tú te tienes que clonar para estar con ambos. Algo bastante estresante e innecesario.
Es difícil encontrar una respuesta que sea aplicable como regla a todos. Sin embargo, creo que una solución es armar carretes separados en los que te sientas cómodo y tus amigos, antiguos o nuevos, vean que hay un real interés por llevar la relación un escalón más arriba. Eso sí, no hay que angustiarse. Mejor es darle tiempo al tiempo e ir mezclando amigos de vez en cuando, hasta que las cosas fluyan y se den naturalmente.
Recuerda que los amigos: son un apoyo en nuestra vida; estimulan tu capacidad de escuchar y de sincerarte; motivan sentimientos de auto aceptación; disminuyen la soledad y el desánimo; nos hacen sentir valorados y útiles; nos ayudan al desarrollo de la empatía; nos entregan momentos de bienestar y motivan la gratitud y la generosidad, tanto con ellos como con otras personas.
Chao a los tóxicos
Igual no hay que dejarse llevar por las exigencias que te imponen algunos amigos que, incluso, condicionan la amistad si no les das el tiempo que según ellos merecen (situación que suele darse más entre mujeres). Hasta Confucio abordó el tema, dividiendo a clases de amigos útiles: “un amigo recto, uno fiel y uno culto” y de amigos tóxicos: “un amigo falso, uno mudo y uno hablador”.
En tanto, expertos relacionan los casos absorbentes con los celos: “esos amigos pretenden acaparar toda la atención y el afecto de la persona a la que se vinculan. Si eres su amigo, no puedes serlo de nadie más. Amparados en la exigencia de lealtad, reclaman una dedicación completa e incondicional”. Ello, se también se aplica a los carretes, así que ¡mucho ojo! no permitas que no te chantajeen emocionalmente. Pon límites.
¿Tienes amigos exigentes? ¿Cómo te adaptas para dedicarles un tiempo?
Amigos absorbentes: organizarse para carretear y compartir intereses
Publicado
por
Carolina Montiel