En una sociedad compleja como la actual, te puedes encontrar con todo tipo de personas. La ruleta de la vida no nos permite elegir con quien nos relacionaremos en cada uno de los lugares que vamos, es por ello que es esencial mantener una buena relación siempre. Esto se hace fácil en un contexto amistoso, ya sea con los compañeros de la universidad, la familia y amigos, pero distinto es el panorama cuando se trata de personas con potestades para ejercer algún tipo de mando sobre nosotros, es decir, una autoridad que aplica reglas que “deben ser cumplidas”.
La autoridad “por lo general se refiere a aquellos que gobiernan o ejercen el mando”, básicamente existen dos formas de obtener autoridad: por un motivo jurídico o legal y por un motivo moral, estas dos categorías tienen distinta naturaleza y comportamiento. Si logramos distinguir a cual corresponde la autoridad con la que te relacionarás tendrás altas probabilidades de mantener buenas relaciones con él o ella que ostenta el poder.
La autoridad jurídica es la clasificada como formal, impuesta por obligación a partir de un mandato respaldado por una ley o un nombramiento desde otra autoridad. En este caso se expresa de dos maneras, formal y operativa, donde la primera es el nombramiento mismo y la segunda correspondiente a una línea funcional jerárquica en un grupo u organización. Un ejemplo de este tipo de autoridad corresponde a un policía, un jefe de oficina u otro relacionado a una delegación de poder.
En el caso de la autoridad moral o por aceptación, la persona con esta atribución posee características técnicas o competenciales que hacen que las personas depositen en él o ella cierta confianza para que decida sobre el grupo, suele ser que en este caso el carisma o el conocimiento experto puedan afectar a la predisposición de las personas para acatar órdenes y/o recomendaciones, y de esta manera la respeten. Un ejemplo de autoridad moral corresponde a un animador de televisión de programas sociales, a un deportista reconocido o un cura de iglesia.
Algunos tips que te ayudarán a mantener buenas relaciones con cada tipo de autoridad:
Autoridad Jurídica: Siempre debes pensar que la persona que ostenta este poder, tiene obligaciones que cumplir respecto al cargo que se le fue otorgado. No hay poder que se pueda ejercer sin cumplir ciertas tareas que sus superiores le encomendaron, si las conoces, puedes percatarte en qué terreno se mueve, cuáles son sus competencias y atribuciones y de esa manera evitar problemas con esta persona, a su vez, en el caso que sea una figura pública por ejemplo, se puede utilizar este conocimiento para que la autoridad realice de mejor manera las obligaciones aparejadas a su función.
Autoridad moral: Este tipo de personas arrastra masas con tan solo un par de palabras, es capaz de mover montañas o tener gran influencia en grupos que lo siguen. Se podría pensar que por no tener algún modo de obligar a la persona a cumplir su orden, pierde toda capacidad de control, pero es bien sabido que estas autoridades pueden ejercer una presión social potente, ten cuidado y siempre observa cuáles son sus ideologías y pensamientos. Debes ir con la corriente, y si nadarás en contra, siempre deberás exponer tus ideas de manera clara y diplomática.
En resumen, la autoridad, de una u otra manera tiene atribuciones relevantes para afectar su entorno, y si tú llevas una mala relación con alguno de ellos probablemente vendrán problemas. No quiere decir que debas acatar todo lo que se te diga sin cuestionar, sino que se debe buscar el método adecuado para reaccionar, fíjate siempre el estilo de la autoridad y piensa una estrategia para realizar la acción que quieres. Es importante mantener la armonía en el entorno y mientras más abierta tengas la mente para pensar tu discurso ante una autoridad, mejor resultado obtendrás.
Y tú, ¿Cuestionas la autoridad?
Fuente: Diferencia y similitudes entre liderazgo, poder y autoridad, gestiopolis