¿Cuántas veces has subido una escalera mecánica a paso rápido, sin esperar a que te lleve sola? ¿Cuántas veces te impacientaste mientras caminabas detrás de una persona que andaba más lento que tú? ¿Estás pensando en este mismo momento en dejar de leer este artículo para empezar a leer otra cosa más corta? En un mundo en donde todo parece transcurrir rápido, la paciencia es un valor que muchas veces pasa al olvido. "La paciencia es aquella capacidad del ser humano para mantener la calma y tranquilidad frente a situaciones adversas”, explica el psicólogo Rodrigo de la Hoz, del Centro de Atención Psicológica Reverie. Una habilidad que parece hemos perdido frente a una sociedad que valora la competencia y la instantaneidad de todos los procesos. Así, la paciencia hasta se entienda como algo contrario a la eficiencia.
Entonces, uno de los primeros pasos para cultivar la paciencia, es desmitificarla. Ser paciente no significa ser ineficiente ni lento. Tampoco implica quedarse “dormido en los laureles”. Porque más allá de las virtudes de ser pacientes, también hay que distinguir cuando este tipo de actuar puede traer consecuencias adversas, como producir sufrimiento, daño o una interferencia en el desarrollo cotidiano.
“Se debe tratar de buscar un punto de equilibrio entre el actuar con paciencia, tolerancia y sabiduría versus no sentirse desprotegido, amenazado o poniendo en juego nuestra integridad”, acota el psicólogo.
En cambio, la paciencia tiene que ver más con la tolerancia, estabilidad y equilibrio. Se pone a prueba cuando le dedicamos toda nuestra atención y energías a lo que estamos haciendo, permitiendo que entreguemos lo mejor en cada actividad que nos propongamos. Ya lo decía Newton: "Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento".
Gracias a la paciencia, podemos tener tiempo para abordar la vida y los problemas desde distintas perspectivas. Es cierto que muchas veces nuestra intuición es una buena guía. Incluso un estudio llegó a determinar que al confiar en el instinto, se podía llegar a acertar hasta el 90%. Sin embargo, cuando disponemos de tiempo y las condiciones nos los permiten, más que decidir solamente por instinto, lo mejor es desempolvar nuestra paciencia para así tomar mejores decisiones.
Según cuenta de la Hoz, al enfrentar con paciencia cualquier momento, se produce una sensación de bienestar, tranquilidad, satisfacción y de estar actuando en equilibrio. Mantener este tipo de prácticas también puede aportar a manejar síntomas de ansiedad, angustia y estrés, fenómenos muy frecuentes durante estos tiempos.
Asimismo, tendrá que ver con nuestro propio desarrolllo interior, para así comprender y entender no solamente nuestro entorno y los problemas, sino también a nosotros mismos, logrando mayor sabiduría.Mientras que con las personas que nos rodean, desde la familia hasta los compañeros de trabajo, podremos cultivar mejores relaciones interpersonales.
Por último, sabemos que tener paciencia es algo que muchas veces cuesta, pero los resultados valen la pena. O como dijo Jean-Jacques Rousseau: "La paciencia es amarga, pero dulces son sus frutos".
¿Cuáles crees que son los beneficios de cultivar la paciencia en tu trabajo?