¿Para qué tanta plata invertida y tiempo de esfuerzo estudiando si una vez egresado no se consigue pega? Para muchos de los que hoy enfrentan este problema la respuesta es: frustración total. La situación los hace sentir parte de un sistema universitario y laboral que no valora la meritocracia y en el que reina la ley del apitutado. Obvio, no podría ser de otra manera.
¿Tienen razón quienes insisten en cerrar carreras saturadas y motivar estudios técnicos con carreras más cortas y que tienen una mejor inserción en el mercado? No tengo una respuesta clara, pero siento que Chile no está preparado para ofrecer empleos de calidad y bien remunerados a sus profesionales, especialmente a los del área humanista.
La cesantía ilustrada es una amenaza, pero puede ser una puerta para el emprendimiento. Y es que los afectados no tienen que quedarse de brazos cruzados, pues nadie irá a sus casas a ofrecerte un trabajo. Hay que moverse rápido, generar contactos y buscar oportunidades. No queda de otra.
Muchas firmas buscan a recién egresados para pagarles poco. ¿Qué pasa con los que además de sus estudios de pregrado se han perfeccionado con diversos y caros postgrados? Generalmente son vistos como un capital humano sobre calificado al que no se puede mantener en la empresa.
El mundo cambia cada día y la estabilidad es un bien incierto. La movilidad es amplia y no asegura –bajo ninguna perspectiva- que el próximo trabajo será mejor. Además, socialmente es mal visto que siendo un profesional no se tenga un trabajo estable y exitoso. Por todos lados hay presiones y las exigencias externas generan angustia y desesperación.
No es necesario ser extremadamente negativos al respecto. La situación por compleja que sea invita a mirar las propias capacidades, incrementarlas y sacarles el mayor partido. Hay que perder el miedo al riesgo e innovar con el respaldo de los conocimientos adquiridos en la U. Quizás crear planes y mostrárselos a empresas, postular a fondos concursables y/o crear equipos de trabajo que brinden nuevos y atractivos servicios a nichos poco explorados.
Los anuncios estatales respecto de beneficios económicos para estudiar una carrera son alentadores, en comparación a cinco o diez años atrás, no obstante no han considerado los “contras” de llenar al país de cesantes ilustrados. Existe hay una gran irresponsabilidad “al no educarnos sobre educación”.
¿Qué opinas? ¿Eres un cesante ilustrado?
Imagen tomada de Jacob Botter de Flickr
Lo fome de ser un “cesante ilustrado”
Publicado
por
Carolina Montiel