‘Requintilización’: la chispa de las movilizaciones 2013

Luego de la acreditación socioeconómica que debieron presentar los estudiantes de educación superior a fines del año 2012, la incertidumbre se ha instalado en las universidades del Consejo de Rectores, ya que hasta el momento aún no hay claros resultados de la pérdida de beneficios que han sufrido alguno de ellos.

Si bien la Ministra Schmidt aclaró que no existe un proceso de ‘requintilización’, porque las cifras de estos no se han modificado, la pérdida de beneficios y la demora en los resultados para algunos estudiantes es un hecho. La excusa del Gobierno apunta a que lo que se realizó es una reevaluación de los antecedentes económicos y académicos de los postulantes, para identificar quienes cumplían con los requisitos.

Hasta el año 2012 la entrega de becas y créditos era algo que se actualizaba automáticamente, basándose en el cumplimiento académico de cada estudiante. Por primera vez, a fines del mismo año se solicitó a las universidades del Consejo de Rectores realizar un nuevo proceso de acreditación socioeconómica a todos los estudiantes que recibieran beneficios estatales.

De esta manera, a través de un engorroso proceso los alumnos universitarios debieron presentar una serie de papeles para demostrar que tan ‘pobres’ eran, y ver si eran merecedores o no de la ‘ayuda’ del Gobierno.

Sin embargo, a pesar de que los quintiles no fueron modificados, los estudiantes denuncian que el sistema de renovación de beneficios dejó mucho que desear. Tal como declara el MINEDUC, para determinar el quintil “debes sumar todos los ingresos del hogar y dividirlos por la cantidad de integrantes de tu familia”. A estos ingresos sólo se le restan los descuentos legales, por lo que todo tipo de crédito o gasto extra, por más determinante que fuese para el ingreso final, no es contabilizado.

Daniela Medina, estudiante de periodismo de la Universidad de Santiago de Chile, asegura que “si bien te piden papeles adicionales para demostrar los gastos extras que tenga el grupo familiar, lo que prevalece es el resultado per cápita, donde esos papeles no son ingresados”.

Por otro lado, los estudiantes pertenecientes al tercer quintil, quienes tuvieron la suerte de recibir el beneficio de la beca por primera vez, están viviendo otro problema. A pesar de que hoy recibirán el dinero “regalado” de la beca y no “prestado” de un crédito, la diferencia entre el arancel de referencia que cubre el Estado y el arancel real de la universidad, deberá ser cubierto directamente por ellos. Esto, porque las universidades que son las que se han hecho cargo de esta diferencia a través de becas y créditos internos dicen no encontrarse en condiciones económicas de asumir este gasto adicional.

El pasado mes de mayo, aparecieron los primeros resultados y junto con éstos el descontento de los estudiantes. Si bien la mayoría recibió sin problemas sus beneficios, son varios a los que se les quitó las becas o créditos y con esto sus posibilidades de estudiar.

Como el Gobierno aún no entrega las cifras finales, son las mismas federaciones las que se están encargando de realizar un catastro para determinar con exactitud la cantidad de estudiantes perjudicados con este proceso y poder encontrar una pronta solución. Además, el Vicepresidente del Consejo de Rectores, Juan Manuel Zolezzi, se comprometió a ayudar en este sentido.

Más allá del número de estudiantes afectados, el malestar recae principalmente en que todo esto demuestra lo vulnerable que puede resultar para un universitario estudiar, cuando la educación no es considerada como un derecho y el dinero termina siendo muy determinante.

Si bien la ‘requintilización’ concentró la atención de los estudiantes por miedo a perder sus becas, esta lejos de desviar el objetivo principal que es la educación gratuita. Por el contrario, tanto la cantidad de estudiantes secundarios y universitarios movilizados sigue aumentando. Así mismo, la CONFECH, la CONES y la ACES ya han convocando a una nueva marcha estudiantil para el jueves 13 de junio haciendo un llamado a ‘reactivar la lucha por la educación’.

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