Fue precisamente, Leon Eisenberg psiquiatra estadounidense, quien en los años 60 volvió a hablar del Trastorno de Hiperactividad con Déficit de Atención (THDA). En el año 1968 incluyó la enfermedad en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, aunque recién en 1980 fue tipificado por la Asociación Psiquiátrica Americana como trastorno propiamente tal. Sin embargo, siete meses antes de morir, el destacado psiquiatra afirmó que se trata de "un ejemplo de enfermedad ficticia".
Pero ¿Qué es el “THDA”?, es un síndrome que se da a nivel neurobiológico o fisiológico relacionado con la química y anatomía del cerebro, un tipo de padecimiento caracterizado por la inatención, hiperactividad e impulsividad, por lo que sus síntomas - la mayoría de las veces - son involuntarios y controlados por la fisiología del sujeto, en donde el principal efecto se da a nivel general en el esquema de los procesos cognitivos y conductuales que padecen los niños las 24 horas del día, alterando así el sistema y desarrollo normal del infante.
Según lo señalado por el DMS (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) el THDA es un trastorno que afecta entre un 5 % y un 10 % de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en varones, sin embargo, tomando en cuenta las diferencias culturales o geográficas el padecimiento de este síndrome aumenta entre un 15% a un 20%. Asimismo, cabe destacar que este trastorno en difícil situación se caracteriza además, por mantenerse vigente por el resto de la vida del paciente, afectando tanto al proyecto de vida y entorno, como se dice a continuación que entre el 60% y el 75% de los niños con THDA continúa presentando los síntomas hasta la vida adulta.
Uno de los principales éxitos de Eisenberg, fue conseguir que la gente creyera que el THDA tiene causas genéticas (75% de los casos). El sentimiento de culpa e incumplimiento de los padres desaparece de esa forma al pensar que el niño ha nacido así y el tratamiento con medicamentos se menos cuestionable. Sin embargo, pocos meses antes de su muerte (2009), confesó que lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de decretar las razones psicosociales que pueden provocar determinadas conductas (por ejemplo la crianza y la disciplina) un proceso que lleva más tiempo por lo que prescribir una pastilla contra el THDA es mucho más rápido.
Las palabras de L. Eisenberg sobre el hecho de que la salud humana es también motivo de ganancia de unos cuantos son clarificadoras y determinantes. Se inicia un proceso de producción y consumo que incluye también, enfermedades que no existen hasta que se las fabrica, como es el caso de esta patología.
Es muy importante destacar que el contexto y el ambiente ayudan mucho al desenvolvimiento de los niños con capacidades distintas a poder vivir su vida con normalidad, por lo que es casi un deber informarse y brindarles a estos niños y jóvenes, un espacio de vida saludable y de adaptación social.