La próxima vez que te sientas enfermo, quizás no sea suficiente recurrir a un médico. Probablemente, ese desagradable compañero de trabajo y tu insensible jefe terminaron por, literalmente, enfermarte. Así concluyó un estudio realizado por la Universisdad de Tel Aviv, en Israel, que se centró en el estado de salud de 820 adultos durante 20 años, a partir de 1988. La investigación, dirigida por Arie Shirom, dio a conocer que las condiciones laborales de los trabajadores son aún más importantes de lo que se pensaban.
Las personas estudiadas trabajaban en finanzas, en la industria y en el sector de la salud, y entregaron datos sobre sí mismos, como el estado físico y las situaciones de riesgo que presentaban, por ejemplo si eran fumadores, o tenían alta presión arterial o depresión. Pero además informaron sobre sus lugares de trabajo y el entorno, el carácter de los jefes y sus pares.
¿Los resultados? Los colegas que manifestaban poca empatía o que eran desagradables, fueron asociados con mayores posibilidades de morir. Quienes no sentían el apoyo de sus compañeros presentaron posibilidades de fallecer 2.4 veces mayores que aquellos que estaban rodeados de gente agradable. Esto se podría explicar porque la gente percibida como amistosa ayuda a reducir los niveles de estrés.
Sin embargo, más que el estrés, una de las variables más importantes fue la percepción del control en los procesos laborales. Así lo demostró una investigación anterior, conocida como los estudios Whitehall, los cuales ordenaron la información de 28 mil trabajadoras y trabajadores británicos de Londres, en 1967. Todos estos eran servidores públicos, es decir, parte de la burocracia gubernamental, y contaban con el mismo tipo de servicio de salud, una fuente de ingreso regular y pasaban el tiempo, en sus oficinas, ordenando papeles.
Estas investigaciones determinaron que los trabajadores, de edades entre 40 y 64 años, que ocupaban los cargos más bajos dentro de la jerarquía, tuvieron una tasa de mortandad cuatro veces mayor que sus jefes. Asimismo, también se consideraron los riesgos genéticos y comportamientos riesgosos, como tomar alcohol o fumar. En este caso, quienes se desempeñaban en los puestos más bajos tuvieron dos veces más de probabilidades de morir que quienes eran, jerárquicamente, más importantes.
De esta forma, los estudios Whitehall comprobaron que los factores psicosociales, como el estrés, eran los que tenían los mayores efectos en la salud. Sin embargo, esta variable fue percibida de manera distinta según el cargo que los trabajadores ocupaban. Los que tenían posiciones de poder en el gobierno, sentían que sus trabajos eran demandantes y sujetos a mucho estrés, pero al mismo tiempo los percibían con un gran nivel de satisfacción. Mientras que quienes estaban en la base de la pirámide y tenían un trabajo sin control ni injerencia en el proceso, resultaban presentar mayores riesgos de salud, sin que el estrés fuera un factor determinante.
Por último, los autores del segundo estudio señalaron que tener un grado medio de control y algo de estrés, era aún mejor que no tener nada de control. Y es que ahora ya está comprobado que las consecuencias de sentirse sin importancia y como un simple engranaje del sistema, afectan la calidad de vida. Además, tener compañeros de trabajo poco agradables hasta pueden aumentar tu riesgo de morir. Como para pensarlos dos veces antes de permanecer en un trabajo cuyo ambiente no te gusta.