Siempre pensamos que es raro eso de que nuestros compañeros de facultad carreteen con nuestros profes, escuchamos muchas historias y en la mayoría el prestigio del docente se ve afectado. Pero con los años nos damos cuenta de lo común que es la situación y que con más frecuencia nacen invitaciones como “cuando termine el semestre yo compro la carne y ustedes se ponen con el copete”.
Conversando con mis amigos cercanos llegamos a una conclusión: todo depende del profe. Sabemos que existen diferentes personalidades y obviamente hay personas que nos caen mejor, compartir unas chelas fuera del horario no es un pecado, somos adultos y ellos también, la idea es que la autoridad no se pierda, que luego de esas salidas no sea incómodo ver al profe en clases, ni pierda autoridad o algo por el estilo.
Los tiempos han cambiado y el estereotipo de los educadores también. No depende de la edad, sino del estilo que poseen (tanto como para enseñar, como para establecer relaciones en la clase o afuera).
Pero hay otros factores que influyen en el momento de decidir salir con un profe y tus compañeros. Durante mi experiencia universitaria y la de mis amigos o conocidos, podemos identificar diferentes tipos de docentes carreteros, entre ellas están:
- Pagan todo: un beneficio de salir con alguien mayor es el que pagan la cuenta al final del carrete, no todos son así, pero he escuchado muchos casos en los que “la ronda va por mí” es un factor decisivo para querer compartir con esa persona fuera de las horas universitarias. Algunos salen con él para vengarse de las notas a través de su billetera, como es el caso de Roberto I., estudiante de la Universidad de Talca, quien dice “es estricto y pone malas notas, algo bueno hay que sacar de él”.
- Joven y entrete: ya no nos cruzamos con esos profes chapados a la antigua, sino que con esos onderos, buenos para la talla, tecnológicos y que, quizás, hasta carretean más que nosotros. Si la relación alumno-profe ya es buena en horas de clases, ¿por qué no compartir afuera?.
- Me tiene buena y paso el ramo: El profe es pesado, pone malas notas y no existe ningún motivo para querer verlo fuera del aula, sólo el hecho de sacar provecho a la confianza que dan unos copetes de más y los secretos que salen de éstos. Maximiliano V., vivió esta categoría y siempre pensó que “unos copetes de más cambian a la gente, creo que le daba vergüenza lo que hacía frente a todos y en su disposición en clases se notaba”.
- Una convivencia: no es amigo todo el semestre, pero al final de éste invita a una convivencia que ya no afectaría en el desempeño académico ni profesional. No corre el riesgo que lo vean borracho, ni que hable de más durante los meses de clases, pero sí cuando termina.
- Si te he visto, no me acuerdo: se curó frente a todos, habló lo que no debía e hizo cosas peores, pero luego ni se acuerda de carretear contigo. Suelen ser esos profesores respetados y los más estrictos, incluso los que están en los ramos “corta cabezas”. “Se joteo a unas amigas, peló a la facultad entera y nos pagó el copete, pero al otro día en clases ni nos saludó”, cuenta Javiera Q.
- Club de Tobby: no sale con las mujeres, sino que sólo con los hombres de tu carrera. Pocos saben los secretos de esas juntas y todos comienzan a rumorear de lo que hacen o no en las discos.
Salir a tomar con un profesor ya no es un tema de otro mundo. Al final, todas esas experiencias se suman a las vivencias que debemos pasar como universitarios y más de un anécdota saldrá de las piscolas que te tomaste con ese profe buena onda o el que nunca pensaste ver fuera de la sala. Podrías incluso ganar un amigo o un contacto laboral.
Y tú, ¿carreteaste con tus profes de U alguna vez? Cuéntanos tu historia y alarguemos la lista.
Carretear con los profes afuera de la U
Publicado
por
Francisca Quiroz