La educación ha sido un importante tema de discusión en nuestro país, sobre todo desde las movilizaciones estudiantiles de 2011. Muchos han pensado y hecho propuestas sobre cómo mejorar el sistema educacional, sin embargo, hay un país que ostenta el primer lugar en educación en Europa y el mundo.
Según el informe PISA elaborado por la OCDE, Finlandia ocupó el segundo lugar entre los 33 países miembros de dicha organización, situándose detrás de Corea, y el tercero entre los 65 países y regiones participantes, con Shanghai (China) a la cabeza.
Sin embargo, la educación del país nórdico es la más prestigiosa del mundo. Esto se debe a cinco factores clave que influyen en la enseñanza de los niños finlandeses:
En primer lugar, se encuentra la figura del profesor. A pesar de que el sueldo de los maestros no es muy alto, el prestigio que poseen en la sociedad finlandesa hace que dicha profesión sea una de las más solicitadas por los estudiantes. Tal es la demanda, que son admitidos en las facultades menos del 10% de los aspirantes, lo que implica que para el acceso se requiera una nota elevada y una prueba de selección. La carrera tiene una duración de cinco años pues se exige que, además de los tres años de licenciatura, se cursen obligatoriamente dos años de un máster de especialización. La formación es muy exigente ya que el objetivo de la misma es preparar a los universitarios para que se conviertan, más que en profesores, en expertos en educación.
Los profesores no solo enseñan materias en los colegios. En muchos pueblos finlandeses a menudo la gente visita a sus profesores para pedirles consejos sobre todo tipo de asuntos. La comunidad confía en los profesores porque saben que han sido muy bien preparados.
Luego, viene el método educativo, donde la escolarización se produce a los siete años, ya que es a esa edad cuando los niños llegan a una madurez intelectual suficiente que les permite asimilar y comprender la información que van recibiendo. Durante los primeros seis años de la primaria los niños tienen en todas las asignaturas el mismo maestro, que vela porque ningún alumno quede excluido. Es una manera de fortalecer su estabilidad emocional y su seguridad. Hasta quinto no hay calificaciones numéricas y tampoco se busca fomentar la competencia entre alumnos ni las comparaciones. Además, los niños tienen menos horas lectivas que en otros países, ya que se considera que deben jugar el mayor tiempo posible para que disfruten de su infancia. Los alumnos solo acuden a clase durante 4 o 5 horas al día durante sus dos primeros años de clase, en colegios donde el número de matriculados es muy reducido.
La metodología educacional ha abandonado las memorizaciones típicas y hace énfasis en el desarrollo de la curiosidad, la creatividad y la experimentación. No es una cuestión de transmitir información, sino que es más importante aprender a pensar. Las clases se convierten en un debate abierto donde los profesores fomentan mucho la participación, reciben evaluaciones y feedback por parte de otros maestros más experimentados en el modo en que imparten sus clases para que éstos puedan mejorar su método educativo.
En tercer lugar, encontramos los centros educativos, donde cada colegio tiene autonomía para organizar su programa, en un sistema en el que la educación se concibe como gratuita e igual para todos. Los niños tienen acceso a centros de enseñanza similares y no pagan por el material. La planificación educativa es consensuada entre los profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las propuestas de los docentes, informan de sus intereses y participan en la organización del curso. Además, cuenta con un trabajo integrado de todos los estratos del sistema educativo (primaria, secundaria y universidad).
La cultura educativa es otro de los factores claves. “El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales, (…) los padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos (…) y el 80% de las familias van a la biblioteca el fin de semana”, explica Javier Melgarejo. Existe una herencia cultural basada en la responsabilidad que fomenta la disciplina y el esfuerzo, a la que también acompaña un clima que empuja a encerrarse en la casa, pero estos factores también están presentes en otros países vecinos, lo que no es determinante.
Por último, las políticas en materia de educación son fundamentales. La enseñanza obligatoria es gratuita en todos sus conceptos, desde el material hasta la comida, e incluso el colegio garantiza el transporte de los niños que deban desplazarse al centro desde una distancia superior a los 5 km. También los estudios universitarios son gratuitos, incluidos aquellos destinados a los adultos. En Finlandia la educación es uno de los temas sobre el que existe consenso político respecto a su importancia, lo que supone una estabilidad en el sistema educativo que permite que éste se desarrolle completamente, pueda evolucionar y madurar dentro de los mismos parámetros.
Si quieres saber más sobre el tema, existe un documental llamado “The Finland Phenomenon: Inside The World’s Most Surprising School System”, dirigido por Bob Compton, donde el investigador analiza las particularidades de sistema educativo finlandés y las compara con el modelo educativo estadounidense.
Y a ti, ¿te habría gustado tener este tipo de educación?