Tener un jefe complicado debe estar dentro de las experiencias más indeseables. Lidiar permanentemente con eso puede hacer de tu trabajo un verdadero infierno. Más de alguno tuvo la dicha de tener un jefe comprensivo e inclusive amigable, pero no son pocos quienes se vieron enfrentados con un superior que tenga un genio cambiante, o que hable solo para criticar y mencionar los errores. Las soluciones van desde una buena comunicación hasta recurrir a las autoridades del Trabajo para solucionar posibles conflictos.
La situación laboral actual, cada vez más exigente y competitiva, presenta muchas veces, un complicado escenario lleno de estrés y de tensiones que pueden ser factores determinantes para tener problemas con tu jefe.
Dentro de los distintos tipos de jefes están los de carácter represivo que muchas veces es caricaturizado en la cultura popular. La norma general establece que se debe notar que le hacemos caso, pero con el debido cuidado para no parecer débiles, puesto que suelen aprovecharse de los empleados de más bajo perfil.
También están los jefes impredecibles, y que se presentan de acuerdo a como está el tiempo o el ciclo lunar. Suelen ser los más complicados de tratar, puesto que generan incertidumbre en el día a día. Se recomienda no caer en su juego ‘buena onda’, ya que en cualquier momento las condiciones pueden cambiar, y la risita buena onda en el rostro puede cambiar por expresiones de molestias y apatía.
Por otra parte, existen superiores que cuando se dirigen a un subalterno lo hacen solo para criticar u observar errores, pero que rara vez les habla a los empleados para incentivar, destacar o felicitar por un logro o una meta cumplida. En estos casos se recomienda la paciencia para tolerar estas situaciones, pero dentro de límites razonables.
Pero el que parece ser el caso más grave, es el jefe que, aprovechando su autoridad, pueden generar más de una incomodidad o abuso. El término mobbing ya está sonando cada vez más, y responde al acoso laboral, que tanto compañeros de trabajo como jefes pueden realizar a un empleado en particular. En este tipo de casos hablamos no solo de malos tratos, sino que también de cambios en las condiciones de trabajo, en pérdidas de beneficios o presiones indebidas para la entrega de ciertas tareas, y en la carga excesiva de trabajo. En general se trata de cualquier menoscabo a la integridad de un empleado.
En situaciones de este tipo se pueden tomar medidas conversando con superiores de tu jefe, con recursos humanos de la empresa, o yendo derechamente a denunciar y/o consultar a la Dirección del Trabajo.
Otro tipo de jefes son los que se definen como incompetentes. Suelen ser amigables, pero ineficientes, o lo que comúnmente se defines como flojos. Tienden a generar frustración en los empleados, y presentan un escenario complejo debido a las pocas posibilidades de denunciar esto sin sufrir alguna represalia.
Como en todo orden de cosas, una comunicación fluida y sincera puede ser la llave para solucionar conflictos. Al igual que en las relaciones de pareja y de amistad, el camino del buen trato, el respeto y la empatía debe ser la primera opción para trata de remediar algún mal entendido con tu jefe. Para esto es necesario tener confianza en sí mismo, y una cuota importante de personalidad para poder abordar un determinado problema, pero con el debido equilibrio para hacerlo con la sutileza adecuada para no exaltar los ánimos, y con la entereza justa para manifestar con la claridad y asertividad necesaria para poder superar un conflicto.
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