Hay tantos tipos de profesores, como cantidad de carreras en el mundo. Pero ciertos patrones en común nos permiten reconocerlos. Hay desde los más relajados hasta los más brígidos. Eso sí, de algo podemos estar seguros: si están en nuestras clases es porque en algún momento de sus vidas se dejaron guiar por la vocación de la carrera docente.
Acá algunos:
El (la) “cool”: es joven y tiene experiencia laboral en empresas conocidas a nivel masivo –o de interés para quienes siguen su ramo- lo que le da plena libertad para exponer sus temas con estilo.
El (la) “dispers@”: no tiene una pauta fija para cada clase. Más bien, se deja llevar por su “instinto docente”. Pese a ser percibid@ como alguien desordenad@, frecuentemente promueve la reflexión y el trabajo grupal.
El (la) “barrer@”: no oculta su preferencia por los mateos o, simplemente, los que le simpatizan por razones que nunca el resto conocerá. Esto no quiere decir que su desempeño sea deficiente, pero agobian a la mayoría con diálogos eternos y “chistes internos” dirigidos a sus favorit@s.
El (la) que “asusta”: se desenvuelve con frialdad, distancia y disgusto ante cualquier imprevisto, ruido y/o interrupción. Su sola imagen severa es de temer. No obstante, es abiert@ a escuchar dudas (directamente relacionadas con la materia vista en clases) y a promover el feedback necesario para fortalecer los contenidos.
El (la) “guap@”: no deja indiferente a nadie. De hecho causa furor entre l@s estudiantes más preocupados por la forma que por los contenidos, razón por la que éstos aprovechan las clases para “recrear la vista”. Y el (ella) se deja admirar y querer.
El (la) “apretad@” con las notas: se jacta de no poner sietes ni seis. A lo más, cuando algún trabajo o prueba es realmente buena, ante sus sofisticados y exigentes ojos, califica con un cinco. Repite en cada clase –hasta el cansancio- que el rigor es la base del futuro éxito laboral.
El (la) “amistos@”: casi siempre parte con una anécdota que él (ella) encuentra graciosa o, al menos, peculiar para llamar la atención. Cuando la clase termina, se queda unos minutos extra con algunos estudiantes que ha visto cansados, abrumados o distraídos. Así se muestra como alguien confiable.
El (la) “místic@”: lo único que le falta es prender un incienso al comenzar su clase. Siempre tiene bajo la manga frases célebres de quienes son sus gurús. Sea del ramo que sea, invita a acercarse a prácticas como la meditación y el yoga, para elevar la concentración y el rendimiento.
El (la) “mega perfeccionist@”: mira a cada rato el reloj y tiene todo calculado con precisión para aprovechar al máximo cada minuto. No soporta el desorden, las conversaciones entre compañeros, las fórmulas mal hechas y/o las faltas de ortografía que l@ dejan al borde de un infarto.
¿Identificas otros tipos de profes?
Profesores universitarios: estereotipos y mañas
Publicado
por
Carolina Montiel