En una sociedad tan demandante, y a ratos estresante como la nuestra, la tarea de compatibilizar el trabajo con el estudio suele ser muy complicada. Esto se dificulta aún más cuando la misma exigencia del mercado laboral demanda una mayor capacitación, inclusive si ya se cuenta con un título profesional.
Muchos profesionales se ven en la necesidad de continuar sus estudios superiores, motivados, principalmente, por la exigente competencia laboral ante el cual se ven enfrentados. Pero el panorama se complica cuando hay que compatibilizar el trabajo con los estudios de postgrado.
Según un informe de 2012, encargado por el Consejo de Rectores, el año 2008 se graduaron cerca de 6000 estudiantes de Magíster, lo que representó un aumento de un 96% respecto del año 2004.
Para nadie es un misterio que en la vida moderna los tiempos siempre son escasos. En esa línea, se debe conciliar, de la mejor manera posible, el horario de trabajo con el de los estudios. Este aspecto puede llegar a ser fundamental a la hora de terminar con éxito este difícil proyecto.
Se debe estar dispuesto a sacrificar una parte importante de tiempo que antes teníamos destinado a otras labores. Este es un punto que se debe tomar en cuenta de antemano a la hora de organizarse y no morir en el intento.
Andrés Muñoz (33) es el ejemplo de un profesional que trabaja, y que al mismo tiempo se esfuerza por cursar una nueva carrera. Estudió Ingeniería en Administración de Empresas en un Instituto Profesional, y trabaja en el área de seguros de un reconocido banco. Actualmente estudia Ingeniería Comercial en un programa vespertino de dos años destinado a profesionales. Tiene cerca de siete años de experiencia laboral, y señala que, para tener más posibilidades, debe seguir estudiando para perfeccionarse. ‘Es la única manera de poder tener mejores opciones’, confiesa.
Uno de los aspectos a tomar en cuenta es la pérdida de vida familiar. Muñoz menciona que tiene clases de lunes a miércoles, y llega a su casa cerca de las once de la noche. ‘Afortunadamente cuento con el apoyo de mi señora. Pero de todas maneras es un sacrificio importante verla apenas unos 20 minutos los días que voy a clases’, sentencia. Por otra parte, según el mismo informe, el promedio de los estudiantes de postgrado es de 34 años de edad. En este sentido, Muñoz agrega que con su esposa han debido postergar, ‘por al menos unos tres años’, el proyecto de ser padres.
Se deben considerar todos los posibles costos a la hora de iniciar la ‘aventura’ de continuar estudios superiores de postgrado o de alguna carrera complementaria. El costo de tiempo, calidad de vida y la capacidad de no verse sobrepasado en los dos frentes, son partes de los factores a tomar en cuenta cuando se pretende tomar una decisión de este tipo.