Las responsabilidades que se asumen al ingresar a la Universidad, puede que te mantengan absorto en ellas, sientes que no te queda tiempo para nada y que pasas de cabeza entre cuadernos y deberes. De a poco estás quedando “Forever Alone”. Rechazar invitaciones, posponer citas (hábito de la procrastinación) y dormir en tu tiempo libre a causa del cansancio son algunas de las etiologías más comunes de una mala planificación del tiempo.
La Universidad junto con los estudios son la oportunidad más “Ad Hoc” para hacer nuevas amistades, conocer gente interesante y/o reforzar los vínculos con tus antiguos amigos. Este lugar cumple una función social muy potente y posiblemente, los mejores contactos para la vida laboral, los harás ahí, en la academia.
Como decíamos al inicio, la clave para poder realizar la conexión justa entre deberes y vida social está en la planificación del tiempo. Debes intentar elaborar un horario semanal donde, como primera cosa, establezcas tus clases y momentos de estudios (Lo primero en tu planificación siempre deben ser tus prioridades, en este caso, los deberes académicos). Una vez apuntado esto, tendrás a tu disposición el tiempo que queda exento de dichas tareas y que podrás dividir y repartir como se te de la gana.
La planificación no solo es un buen hábito sino que es además, un factor de éxito. En 1989 el destacado escritor norteamericano Stephen Covey publicó el Libro “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”, donde se incluye la planificación como llave maestra para alcanzar el éxito. Más tarde, este libro se convertiría en un Best Sellers.
Analizando las cosas en un plano más subjetivo, jamás hay que dejar de lado aquellas cosas que hacen grande a una persona: La familia y los amigos. Ellos son los que nunca fallan, los que están contigo cuando todo lo otro falta y es menester dedicarles aunque sea 1 hora a la semana. Somos seres sociales por lo que estamos completos cuando estamos con los demás.
Variados autores han demostrado las “ventajas” de las relaciones sociales en la vida y cómo sorprendentemente éstas, nos reportan altos beneficios:
Las relaciones con los demás, cuando son de calidad, reducen el riesgo de muerte entre la población anciana (Nebot, M.; Lafuente, J.M.; Tomás, Z.; Borrell, C.; y Ferrando, J., 2002). Las relaciones sociales positivas ayudan a regular los niveles de estrés (Gómez, R. E., 2000). Las relaciones con los demás contribuyen a lograr un sentido más generalizado de control de sí mismo (Stewart, M.,1993). Las relaciones sociales positivas poseen efectos beneficiosos para la salud y efectos protectores ante las enfermedades (Barrón, A., 1996). El apoyo social durante el embarazo influye positivamente en el crecimiento fetal (Feldman, P., 2000). Las personas, inmigrantes en este estudio, que poseen mayor número y calidad de sus relaciones sociales, encuentran empleo de forma más rápida (Martínez M.F.; García, M. y Maya, I, 2001).
Personalmente creo que la planificación semanal debe estar compuesta, en primer lugar, estableciendo los momentos en los que te encuentras en clases. Un segundo paso, es que determines tus horarios para comer (desayuno, almuerzo, once, cena). Es vital, ya que una buena alimentación ayuda a la concentración y buen rendimiento intelectual. Lo tercero sería establecer tus momentos de estudio, repaso y confección de trabajos, ojalá pudieras - en el caso de pruebas - comenzar a estudiar con varios días de anticipación para ir dosificando la materia. El cuarto punto, tus momentos de relajo: salidas, descansos, visitas a la familia y todo lo que te haga sentir bien.
Dicho lo anterior, creo que ya tendrás las suficientes razones para darle una segunda mirada a tu horario y poder “planificar” una junta con tus amigos, tener un momento de relajación y pasarla como se pasa cuando se está con los amigos.
Y tú ¿Tienes una buena vida social?