La agitada rutina de los profesionales deja escaso tiempo para preocuparse, como corresponde, de la comida que se lleva al trabajo. Y es que son muchas las empresas que no dan almuerzo y los trabajadores se las deben ingeniar para no pasar hambre y mantener una alimentación sana.
Hay quienes se cocinan algo la noche anterior y otros que lo hacen durante los fines de semana o en sus días libres, almacenando varios potes en el refrigerador. Respecto de este último punto, la cadena de frío es necesaria para mantener los alimentos (y evitar el crecimiento de microorganismos). De hecho, expertos en hábitos alimenticios recomiendan que no pase mucho tiempo antes de guardar los alimentos, ya que se descomponen con la temperatura ambiente y el calor, especialmente las carnes, los mariscos y los huevos. Así que a poner la alarma, para que no pasen más de dos horas.
El vidrio… ¡material top!
Los contenedores de vidrio son los mejores. Prefiérelos, porque son resistentes al fuego y los hornos microondas. Además no dañan tus alimentos al reducir las posibilidades de atraer o expeler sustancias tóxicas. Son un poco más caros, pero vale la pena usarlos. De hecho, un 84% de los europeos los prefieren, y un 90% de los norteamericanos los consideran el tipo de envase más saludable, según recientes encuestas que dan cuenta de la tendencia.
Los sabores y aromas no se alteran en este tipo de recipientes 100% reciclables. Además no se descomponen ni se mezclan con los alimentos, como suele ocurrir con los potes plásticos que no cuentan con certificaciones de calidad.
El vidrio no se oxida, es impermeable a los gases y no necesita aditivos para conservar los alimentos. Resiste temperaturas de hasta 150º C, facilitando su lavado y esterilización.
Plásticos, metálicos y térmicos
También hay envases de metal (generalmente de aluminio) que son resistentes al fuego, generan una barrera entre los alimentos y el medio ambiente; y de plástico, mucho más comunes, económicos, livianos y de versátiles formas. Sin embargo, muchos no son biodegradables y no resisten temperaturas demasiado elevadas. Ambas opciones son bastante usadas, pero la idea es reemplazarlas.
Los termos también son útiles para transportar líquidos y alimentos, aunque suelen perder temperatura y no son cómodos de transportar. Pero siempre hay excepciones. No olvidemos las bolsitas con cierre hermético, como otra elección para llevar comida seca (como sándwiches, cereales y snacks). Éstas evitan que los alimentos entren en contacto con el aire, manteniéndolos frescos; permiten ahorrar dinero y tiempo, debido a que lavarlas es muy fácil; y son cómodas de trasladar en bolsos o carteras pequeñas.
Chile da un mal ejemplo.
La Oficina Internacional del Trabajo (OIT), en una investigación sobre la situación alimentaria y nutricional en el trabajo en Chile, evidenció que el 39% de los trabajadores no recibe ningún beneficio para alimentarse, un 22% no dispone de un lugar para comer y no siempre la limpieza de ese entorno es adecuada. A su vez, el tiempo para almorzar es insuficiente y la calidad de la alimentación no es óptima.
Si eres parte de un tercio de los trabajadores que no almuerza en forma regular, por falta de tiempo y limitaciones económicas, o integras el 36% que come rápidamente, te dejamos algunos tips:
- Los desayunos rápidos, como las manzanas que se comen camino al trabajo, no son buenos para comenzar bien el día.
- Prefiere la comida casera por sobre la chatarra a la hora de almuerzo. Ahorrarás plata, malestares estomacales (debido a las frituras y grasas de éstas últimas). En cambio, adopta una dieta variada y rica en fibras.
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Lleva una colación para media mañana o tarde, como frutas, yogurts y frutos secos. La idea es que estos “picoteos” sean bajos en calorías.
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Si tu ocupación es sedentaria, por nada del mundo comas frente al computador. Aprovecha esa hora para dar una vuelta, desconectarte y disfrutar realmente de tu almuerzo.
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Toma agua, bebidas sin azúcar, té, hierbas o lo que más te guste para mantener la hidratación corporal. De paso reduce el consumo de café, porque éste en exceso favorece el estrés.