Para evitar malas pasadas con la memoria y la dispersión habitual de las que somos víctimas en clases y pruebas, en Universitarios nos sumergimos en la web y recopilamos las mejores técnicas para mejorar la concentración.
Antes de detallarlas, queremos recordarte que usualmente lo afectivo es lo efectivo, es decir, que en la medidas en que estemos realmente interesados en un asunto, nuestra memoria tendrá una mayor capacidad de fijación.
La primera técnica la llamamos “aguanta, resiste y persevera”. Ésta consiste en enfocarnos en alguna actividad sin distraernos con los estímulos externos. Para comenzar con estos ejercicios elige un lugar de tu agrado que sea cómodo y en donde no seas interrumpido por nada ni nadie. Respira profundamente y trata de mantener un pensamiento en tu mente el mayor tiempo posible y repite esta actividad día a día.
Debes enfocarte en esto por lo menos 10 minutos, para comenzar, y realizarlo durante 2 semanas. Pasada esta etapa toma un libro y cuenta las palabras de un párrafo o más. Vuelve a contarlas hasta que no cometas errores. Esta tarea es tediosa y monótona, pero te pondrá a prueba. El siguiente paso es agarrar algún objeto y mirarlo desde todos los puntos de vista posible, analizándolo con todos tus sentidos.
El siguiente paso es sentir a tu organismo. Acá debes recostarte en tu cama y relajarte. Sentir tu propia respiración y latidos del corazón. El siguiente paso es sentarte y mirar cómo avanza el segundero de tu reloj. Acá el truco está en mantener la mente libre de otros pensamientos que no sean el mirar la aguja. Claro está que si te impacientas o piensas de inmediato que es aburrido, no estás lográndolo.
La siguiente técnica es “la respiración”. Esta es sumamente sencilla y consiste en que cada día debes reservar entre 5 y 10 minutos sin interrupciones para cerrar los ojos, respirar profundamente y fijarte en ésta. Debes tratar de sentir como el aire llena tus pulmones y, de la misma forma, cómo sale de éstos.
Nota cómo inspiras y expiras. Si pierdes la concentración y tu mente te lleva por otro lado, simplemente no luches contra eso y vuelve a concentrarte en tu respiración de forma tranquila, sin preocupaciones ni frustraciones. Has esto por un mínimo de 5 minutos diariamente y te enseñaras a concentrarte con este sencillo y útil truco.
La tercera es “el punto imaginario”. Lo que debes hacer es taparte los oídos con las palmas de tus manos. En unos segundos te llegará un sonido cuya intensidad o registro tienes que saber identificar, modificar y controlar, es decir, escucharás el interior de tu cuerpo y debes darle una identificación y asociarlos con otro ruido, por ejemplo, a los latidos del corazón con el mar.
Luego debes modificar el ritmo e ir de algo más rápido a lento, hasta poder controlar y cambiar la velocidad. No es difícil, pero como toda técnica requiere de práctica. No te preocupes si no lo consigues a la primera.
Cuando ya lo consigas, pasa a la fase 2. Debes imaginar un punto del color que elijas a una distancia de 3 metros dependiendo de cómo estés ubicado, es decir, si estás sentado, mira hacia alguna pared. Si estás acostado, mira al techo, pero siempre a superficies que no tengas distractores.
Ahora, fija tu atención hacia ese punto y mantenlo por más de 30 segundos. Visualízalo con los ojos abiertos. Luego, mueve tus ojos a la derecha (ojos, no cabeza) y procura seguir imaginándolo por 30 segundos. Luego haz lo mismo hacia la izquierda. Vuelve al centro y cuenta hasta 50 sin perderlo de vista. Una vez hecho este proceso, cierra lentamente los ojos, respira profundamente y ábrelos.
Con este simple ejercicio lo que se hace es ejercitar el poder de imaginar y visualizar algo sin que realmente exista, y sobre todo a controlar la atención exterior sin que nos despistemos.
Nuestra cuarta recomendación es “mantener el foco”. Ser concentrado te permitirá recibir, comprender y memorizar toda la información que recibes. Para ello, no pierdas energías en tareas irrelevantes, enfócate en lo principal y no cambies hasta haberla acabado. Ne te complicas la vida haciendo 1000 cosas a la vez.
Para dedicarte a ello, cierra tu Facebook, apaga tu celular, evita a los compañeros que te distraen, etc. Además debes ser consciente de lo que haces para mejorar la concentración. Tienes que observar y no mirar, escuchar en vez de oír. Vuélvete más analítico y crítico.
Tienes que estar concentrado sobre una sola y única cosa. Si algo viene a tu mente, anótalo y revísalo después, no te distraigas. Otro consejo es dormir las 8 horas necesarias por noche. Al no tener las horas de sueño suficientes, tu concentración baja a la mitad.
Por último, está la técnica “pomodoro”. La gracia de ésta es que logras administrar eficazmente el uso del tiempo. Su objetivo es lograr un mayor rendimiento al dividirlo en intervalos regulares de trabajo de 25 minutos, separados por pausas de 5, también conocido como Time-Boxing. Cada 4 bloques de 25 minutos (y sus breaks), es decir, cada 2 horas, tomamos un break más prolongado (20 min).
Según la teoría, la técnica Pomodoro apunta a que las pausas continuas y pautadas ayudan a mejorar la predisposición que la persona tiene hacia el trabajo, aumenta su agilidad mental y la respuesta a situaciones de conflicto.
Sólo se necesitas un cronómetro, un papel y un lápiz. Al comenzar una tarea, se programa el cronómetro y, por supuesto, se evitan las pausas durante ese tempo.
Y si todo esto no resulta, siempre puedes recurrir a tu médico y pedirle pastillas para la memoria como el gamalate y el actebral. Si no las conoces, puedes leer los debates que se han originado en nuestro sitio.
Ya conoces algunas técnicas que te ayudarán a cumplir tus objetivos, ¿has probado alguna ya?