Un estudio realizado por la Universidad Católica, y financiado por el Ministerio de Educación (Mineduc), arrojó que el 25 % de los estudiantes, tras el primer año, abandonan la universidad o el instituto al que ingresaron. Según la misma investigación, las mujeres son las más persistentes, y al quinto año solo la mitad sigue en el mismo plantel al que entró.
Este hecho es importante por el tema de las becas y créditos que son entregados a los alumnos, y además porque en términos comparativos con los países de la OCDE, nuevamente Chile se encuentra bajo el promedio, frente al 69 % de estudiantes que termina graduándose de la institución a la que ingresó en las naciones más desarrolladas.
El rector de la UC, Pedro Rosso, le comentó al diario El Mercurio que el tema de la deserción es preocupante, y que lo atribuye principalmente a que los jóvenes se ven obligados a tomar una decisión temprana, y que además las mismas instituciones no les brindan un apoyo real a los estudiantes.
El estudio también arrojó que las mujeres permanecen más en la educación superior, en un 18 % sobre los hombres, esto al segundo año de universidad. Además, ellas vienen con mejores notas del colegio, factor que incide en la permanencia.
El tema de la acreditación también es sumamente importante. Los alumnos que asisten a instituciones que cuentan con este seguro tienen un 50 % de probabilidades de persistir hasta el último año de su carrera, frente a los estudiantes que concurren a casas de estudio que no cuentan con esto.
Sobre las becas o créditos, el recibir una de estas ayudas aumenta entre el 9,7 % y 16,5 % la posibilidad de permanecer en una institución de educación superior hasta el quinto año. En tanto, aquellos que recibieron una beca ligada al rendimiento escolar, esta tiene un impacto solo hasta el cuarto año.
Si bien la deserción en la educación superior ha ido disminuyendo progresivamente durante los últimos años, sigue siendo un tema de preocupación. Las principales razones que tienen que ver con esta tendencia son, en primero lugar la falta de orientación vocacional, y en segundo los problemas económicos.
Al respecto, es importante trabajar el tema vocacional desde la educación secundaria, donde muchas veces se les obliga a los alumnos a tomar una decisión, sin saber realmente lo que les gusta. No solo los tests pueden ser funcionales la hora de tomar una decisión, sino que también la atención personalizada a los jóvenes, cosa de que lleguen más informados y seguros a tomar una medida.
Si sientes que la ayuda que se te entrega no es la más adecuada, debes sacar la voz y pedir algo extra. Lo importante no es solo disminuir las cifras, sino lo que hay detrás de eso: la vocación de los jóvenes, que ellos sientan que son útiles estudiando algo, y que son buenos en lo que hacen.