No es necesario que sea primavera para que el amor esté en el aire. Especialmente cuando compartes la mayoría de tu tiempo con un centenar de estudiantes. Por eso, no hay nada más usual que enamorarse en la Universidad, ya que, entre clase y clase, un compañero se puede transformar en algo más. Sin embargo, para algunos estar en una relación con alguien que ves casi todos los días se puede tornar un idilio, pero para otros, puede ser el origen de muchos problemas. Porque hay que aceptarlo, estar en una relación siempre tiene un lado bueno y otro algo oscuro.
Los pros: porque siempre hay que ver el lado positivo de las cosas, pololear con un compañero tiene lo suyo. Primero, los más celosos tienen la oportunidad de verlo siempre, aun cuando no se tenga clases con él. No hay nada mejor que recibir un poco de cariño en cada recreo. Esta facilidad es perfecta para época de pruebas. Si no hay mucho tiempo, esos minutos pueden ser un gran desestresante y servir de ayuda en la relación.
“Lo que más me gustaba era que lo podía ver siempre, especialmente en el invierno cuando hacía mucho frío y necesitaba que me regalonearan. También, disfrutábamos momentos como almorzar y hasta estudiar juntos”, comenta Jenniffer Cadamuro (23) estudiante de la UDP. Otro de los punto a favor para ella, es la posibilidad de poder decirle siempre un buenos días al igual que despedirse cada tarde.
Los contra: Uno de los mayores problemas que surgen en esta situación es cuando hay una gran pelea, la decisión de tomarse un tiempo o el quiebre de la relación. Especialmente, si se termina en mala vas a estar obligado a ver esa persona casi todos los días durante una cierta cantidad de años. La cosa empeora si se comparte el mismo grupo. En ese caso los amigos compartidos tendrán que tomar un bando o esforzarse para organizar salidas sin que ninguno, de la ahora ex pareja, se tope.
Otro de los aspectos importantes es cuando tu pareja no pasa a tu círculo de amistades o los dos generan una rutina que terminará cuando alguno salga de la U. Sobre eso nos comenta Melissa Leyton que está en su último año: “Si tu pololo no se lleva bien con tus compañeros, va a ser una situación incómoda. En mi caso tengo la suerte de que tiene una buena relación con mis amigos y yo con los de él, entonces podemos compartir sin aislarnos del resto de la gente. Lo malo, es que uno se acostumbra a tenerlo cerca siempre y para nosotros creo que va hacer distinto o complicado el proceso de universidad a trabajo”.
Existe también el peligro de hacerse pololo dependiente. “Cuando terminé con mi ex me di cuenta que ya no tenía amigos. Me había concentrado tanto en el pololeo que había dejado todo lo demás de lado. Fue duro cambiar por completo mi rutina y empezar de cero mi vida social. Desde ahora, con mi actual pareja, tengo más cuidado en mantener mi espacio personal”, explica Francisco Díaz (19).
En una relación siempre van a ver momentos buenos y malos, pero lo importante es discernir cuál de estos instantes es más valioso. Muchas parejas que se conocen en la universidad duran años, otros, en cambio, no alcanzan ni a conocerse. Por eso, la experiencia de salir con un compañero puede volverse una de las mejores decisiones que se pueda tomar o un completo error, dependiendo de las circunstancias y la persona que esté a tu lado.
Y tú, ¿has pololeado con algún compañero?