Es un hecho. Si somos capaces de reconocer cuáles son nuestras debilidades, nos resultará mucho más sencillo intentar superarlas. La clave está en entender que somos matéria prima y y que es parte importante de nuestro desarrollo personal tomar esos elementos y mejorarlos a través del tiempo. Por eso, hemos reunido a dos expertos que nos enseñan cómo reconocerlas y, sobre todo, qué hacer con ellas para transformarlas en fortalezas.
En primer lugar, Juan Felipe Pinzón García, del sitio El empleo, nos ofrece las siguientes claves para reconocer nuestras debilidades profesionales:
-Es vital reflexionar sobre los propios defectos, algo que puede resultarnos difícil, pero que debemos intentarlo, con absoluta y total honestidad.
-Debemos revelar a los demás solamente los defectos que puedan afectar el desempeño en el trabajo. Los personales, dejarlos para la familia o para analizar más adelante.
-Es fundamental hablar de las debilidades escueta y concretamente, sin explicar demasiado o extenderse en los comentarios. Lo importante no es mencionarlo, sino ponernos en acción y cambiarlos. Conviene identificar los tres más “graves” e ir trabajando de a uno.
-Debemos pensar en la relevancia que pueden tener las debilidades relacionadas al trabajo y a los objetivos de la empresa o propios. De esta manera, nos enfocamos en lo que vale la pena y no en nimiedades.
-Es importante no referirse a los errores como incorregibles, pues nada resulta imposible de cambiar o mejorar, sobre todo si lo deseamos realmente.
-Debemos intentar siempre enfocar las miradas en las virtudes o fortalezas y que estas sobresalgan por encima de los errores o desaciertos.
Por otra parte, Gabriela Araujo de la página Tecoloco también nos brinda una gran ayuda sobre este tema, planteando una situación común, por ejemplo, una entrevista de trabajo.
Sabemos que en muchos sitios se suelen hacer a los postulantes preguntas como: ¿Cuáles son sus debilidades?, ¿Le resulta complicado trabajar con algún tipo específico de persona?, ¿alguna vez ha recibido críticas o llamadas de atención en empleos anteriores? o ¿existe alguna tarea que no esté dispuesto a hacer?. Si bien debemos ser honestos, siempre es conveniente guardar algunos errores para uno mismo. Quizá este sea el momento para comenzar a cambiar aquello que nos perjudica y dar lo mejor de nosotros mismos para el nuevo trabajo.
Entonces ¿Conoces cuáles son tus debilidades? ¿Estás dispuesto a trabajar para convertirlas en fortalezas?
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