Esto es por unanimidad. Todos estamos de acuerdo en que las vacaciones no solo son necesarias, son vitales. Pero ¿qué hay de las vacaciones de invierno? Al menos yo estoy absolutamente a favor, sobre todo si tienes hijos. Es que darse un respiro a mitad de año, alimentar el espíritu a punta de siestas y ocio del bueno solo nos ayudará a volver a nuestros trabajos con más energía, mejor disposición y ánimo, ¿no creen?
El año pasado, una encuesta de Laborum.com reveló que los chilenos estamos cada vez más entusiasmados con la idea. Un 48% dijo que sí tenía pensado tomarse vacaciones. No obstante, sólo un 20% tenía aprobado su tiempo de descanso, mientras un 28% esperaba la respuesta de su empresa (¡ojalá les hayan dicho que sí!).
Para la mayoría, la principal razón es pasar tiempo en familia, especialmente con los niños. De hecho hay sicólogos que afirman que este tiempo, además de reponer, estrecha los lazos y acerca, por una simple razón, hace frío, llueve, no dan ganas de salir y la mejor opción es estar en la casa, armar algún panorama entretenido con la familia y “comunicarse” como pocas veces lo hacen durante el año. Excelente excusa.
Sin embargo, si bien las vacaciones son un derecho, es importante entender que éstas deben adecuarse a las necesidades de la empresa donde trabajas. Muchas veces depende del rubro de la compañía y de cuánto le pueda complicar que sus trabajadores se tomen vacaciones durante este período. En el fondo, todos sabemos dónde nos aprieta el zapato. La gracia es ser organizados e inteligentes y, de nuestras vacaciones anuales, siempre reservar algunos días para pasar el frío en la casa o de viaje, porque lo más probable es que si no lo hicimos, cuando llegue julio nos vamos a arrepentir.