Mientras que en el pasado, las estructuras rígidas de las empresas se basaban en el verticalismo y la asimetría, hoy existe toda una nueva tendencia en el mercado laboral, que tiene que ver con los “ambientes equitativos de trabajo”, donde todos tienen la misma capacidad de ascender, observar y opinar. A continuación, analizamos el fenómeno.
¿No sería genial formar parte de un equipo en el que todos ganan si el equipo gana? ¿No sería fantástico tener las mismas oportunidades laborales que nuestros compañeros de trabajo, independientemente de nuestro credo, raza, religión o sexo? Este es un fenómeno cada vez más común y se conoce como "Trabajo Equitativo". En él, todos tienen el derecho y la habilidad para contribuir a un grupo que beneficia a todos los integrantes.
En la medida que las empresas han flexibilizado sus prácticas laborales y han comprometido a los empleados con el éxito de la misma, a través de métodos de estímulo, de autodirección, de innovación, etc., los expertos en recursos humanos han venido descubriendo que un equipo equitativo, con igualdad de voces y condiciones, tiende a una mayor producción que aquellos equipos enfrascados en culturas institucionales asimétricas o verticales.
Las gratificaciones, en la medida que crecen para el equipo de trabajo, se vuelven una buena forma de medir los esfuerzos del equipo como un todo. Ya no significa que el individuo debe primar por sobre los otros para ascender, sino que solo tendrá la posibilidad de ir más alto aquel que ayude a su equipo a sobresalir.
Por outra parte, el trabajo equitativo implica una buena cuota de vida personal. A sabiendas de que las personas buscan desarrollarse en ambientes que no están directamente emparentados con el trabajo, muchas empresas han reducido la cantidad de horas laborales en un 20% o 30% y han propuesto días de ocio completo, en los que los usuarios pueden dedicarse a actividades creativas y recreativas. Esto puede notarse en las grandes compañías de sistemas o desarrollo, donde el ámbito de trabajo es altamente estresante y monótono.
Equiparar las habilidades suavizadoras y mediadoras de las mujeres con la puja y la autosuperación de los hombres suele rendir excelentes resultados. Poder matizar las diferentes habilidades, aptitudes y tendencias personales con el resto de los integrantes del equipo permite que los colaboradores desarrollen todo su potencial. Tratar de amalgamar las diferencias culturales ayuda a todos a crecer, ofreciendo un ambiente estimulante y de mayor crecimiento organizacional.
Y tú, ¿Estás listo para que tu equipo sea más equitativo?