Está comprobado: “la posibilidad de recordar una idea con posterioridad a su exposición se duplica cuando esa idea ha sido antes anotada". Así concluyó un estudio realizado en Estados Unidos, el cual verificó que los estudiantes tenían 50% de posibilidades de recordar la información que había sido previamente anotada, durante un examen. Mientras que aquella que no había sido escrita con anterioridad, tenía solamente un 15% de posibilidades de ser recordada.
No obstante la importancia de tomar apuntes, por muchas y variadas razones hay oportunidades en la que no es posible contar con ellos. Haber faltado a clases es uno de los principales motivos, o incluso haber ido, pero sin haber escrito nada. En estos casos, lo más simple es pedir el cuaderno del ramo a quien se caracterice por sus buenos apuntes, letra clara y ordenada.
Tampoco faltan aquellas personas que en vez de tomar nota, hacen casi una transcripción textual de todo lo que dijo un profesor. De esta forma, si les pides prestado el cuaderno tendrás, en versión escrita, lo más parecido a lo que fue una clase. Así, una vez que tengas una copia de este material, hasta puedes tomar notas de este mismo.
Si bien la ruta de la fotocopia es el camino por el que optan muchos, hay otros que además de abstenerse de tomar apuntes, tampoco hacen nada para conseguírselos. Pero quizás no se trate de simple flojera, sino que quizás son capaces de aprender de otra forma. Según la teoría de la Programación Neurolingüística (PNL), existen tres tipos de memoria: la visual, la kinestésica y la auditiva. Cada persona tenderá hacia una de ellas lo que repercute en diversos aspectos, incluyendo el estudio.
Por ejemplo, una persona con primacía de la memoria visual se beneficia con los resúmenes, los esquemas conceptuales y los mapas. Todo esto nos vuelve a hacer pensar en la importancia de los apuntes, sin embargo, quizá alguien se sienta más cómodo no escribiendo, sino más bien dibujando, dependiendo del ramo y la materia.
Por otro lado, para quienes les predomine la memoria auditiva, será de gran utilidad repetir en voz alta. Se trata de personas que se expresan preponderantemente de manera verbal, y necesitan escuchar más para retener la información, por lo que podrían reemplazar los apuntes poniendo más atención en lo que el profesor dice. Un audio grabado de la clase también podría ser de gran ayuda.
Mientras que la memoria de aquellos denominados kinestésicos, se caracteriza por utilizar todos los sentidos. Para memorizar o estudiar se verán potenciados con la repetición de un movimiento, o también experimentando las sensaciones a cabalidad. Escribir un resumen o hacer un mapa conceptual, al intervenir los músculos, también podría colaborar con este tipo de memoria.
Entonces, dependiendo de tu tipo de memoria, o en general de la forma cómo aprendes mejor, podrás encontrar una manera de sacarle provecho a los ramos, a partir de otro material que no sean los clásicos apuntes. En esta tarea, se pueden convertir en grandes colaboradores los dispositivos móviles que te permitan grabar una clase, o sacarle una foto al pizarrón.
Por último, especialmente para aquellos que no se despegan del celular, acaban de lanzar Google Keep. Se trata de la nueva aplicación del popular buscador que permite tomar notas, incluyendo texto, contenido multimedia y listas de tareas. El programa, disponible para celulares con el sistema operativo Android 4.0 Ice Cream Sandwich o posteriores, se sincroniza con Google Drive.
¿Y tú cómo lo haces para estudiar cuando no tienes apuntes?