Si bien los horarios en la Universidad son bastante flexibles y a veces te pueden brindar un día libre a la semana, también pueden incluir aquello que conocemos como “ventanas”. Es decir, ese periodo que te queda libre entre un ramo y otro. A veces se trata de una cómoda hora que más parece un recreo largo. Sin embargo, en otras ocasiones la ventana se puede extender durante una mañana o tarde entera. Qué hacer con ese tiempo desocupado es una pregunta necesaria para aprovechar esos largos minutos, y no convertirlos en tiempo muerto. Son varios los factores a considerar:
¿Alcanzo o no a ir a la casa? : Quizás se trata del primer cuestionamiento. Obviamente, la respuesta es fácil y afirmativa cuando el hogar está a escasas cuadras. “Siempre viví en las cercanías de la U, así que aprovechaba cualquier ventana para irme a la casa. Si era durante la mañana, me iba a dormir, aunque fuera una media hora”, relata Andrea, estudiante de Veterinaria.
Quienes tampoco lo dudan en ningún momento son quienes viven lejos de la U. El tener que cruzar nuevamente una, dos o más comunas, y luego tener que volver a clases, no es una opción tentadora.
Por otro lado, si vives lejos pero tienes algún amigo de confianza que viva cerca y que tenga un horario similar, puedes pedirle que te reciba.
Sin embargo, irse a la casa también tiene sus desventajas. “Cuando llegaba la hora de volver a la U, a veces me atrasaba, porque me había relajado mucho y estaba desconectada del ambiente académico. Después me di cuenta que se puede aprovechar mejor tiempo en la misma universidad”, advierte Andrea. Trabajos, pruebas y disertaciones: si después de la ventana te toca dar una prueba, disertar, o entregar un trabajo, este tiempo libre puede ser un gran aliado. En caso de evaluaciones individuales, y dependiendo de tus hábitos de estudio, volver al domicilio se convierte en una buena estrategia. Aunque si allí encuentras distractores - desde la tele hasta tu cama- que te resultan difíciles de ignorar, puede ser mejor quedarte en la biblioteca de la U, o bien ir a otro lugar cercano que también sea apto para estudiar.
Cuando se trata de presentar trabajos grupales, la ventana te permitirá revisar, o muchas veces terminar, un trabajo, ensayo o ejercicios. O incluso si te toca luego una evaluación individual, siempre se puede armar un buen ambiente de estudio entre varios compañeros.
Trámites: cuando los campus universitarios se ubican cerca del centro de la comuna, es fácil encontrar bancos y otros servicios en los alrededores. En este caso, la ventana puede ser útil para ir a hacer ese trámite pendiente o para pagar una cuenta. Aunque para nadie es de gran agrado pasar tiempo en una fila, hacerlo durante una ventana te evitará que otro día te levantes exclusivamente a eso.
Vida social: volver a la casa, estudiar, terminar un trabajo o hacer trámites no son las únicas alternativas. Ocupar una ventana simplemente para sociabilizar es una elección razonable, especialmente cuando las dependencias del plantel disponen de áreas verdes y de esparcimiento. Sebastián, estudiante de Periodismo, ocupaba en un principio las ventanas “para echar la talla o visitar algún otro lugar del campus. Lo ideal es ir a estudiar o avanzar en las materias, pero a veces da lata”.
No todo el tiempo libre tiene que ser necesariamente ocupado en asuntos académicos, sino que puede ser una buena excusa para relajarse. Esto se vuelve más provechoso durante los primeros meses de clases del primer año, cuando queda mucha gente por conocer y todo es más novedoso.
No obstante, Sebastián cree que “en algún momento las ventanas resultan útiles, en caso de un trabajo atrasado o para preparar una disertación. Con el tiempo vas aprendiendo a distinguir cuándo es mejor utilizar ese rato para compartir o para estudiar”.
Por último, para quienes gusten de participar en diferentes actividades extracurriculares, una ventana puede convertirse en el momento ideal para desarrollarlas. Por ejemplo, puedes averiguar sobre ramos que se imparten en otras facultes y talleres sobre alguna disciplina de tu agrado. Para los más deportistas, es el momento idóneo para organizar encuentros deportivos, en caso de coincidir con otros compañeros, o incluso puedes ir al gimnasio. Mientras que quienes se involucran en alguna organización estudiantil, la ventana se podría convertir en horario fijo para reuniones.
¿Y tú qué sueles hacer durante una ventana demasiado larga?