Cuando queda menos de una semana para que comience Marzo, los nuevos universitarios comienzan a armar sus maletas (aquellos que se van a estudiar lejos de casa) para encaminarse a la aventura de una nueva vida. En ésta, guardan a empujones todo aquello que pueda ser útil y necesario, todo aquello que pudieran extrañar. Pero hay algo que no entra en la maleta: LA PAREJA.
Parece que entre tanta felicidad, sobreviene el peso y la tristeza de tener que separarse de aquella persona que te ha acompañado fielmente – en algunos casos – durante un tiempo en tu vida. Se siente agobiante pensar que tendrás que empezar de cero sin ese apoyo fundamental. Es un paso difícil y doloroso para ambos, pero necesario.
La pregunta del millón: ¿funcionará esta relación a distancia? Y la respuesta, como diría la canción, DEPENDE, SEGÚN COMO SE MIRE, TODO DEPENDE. Depende de nosotros y de los caprichos de la vida. Nosotros y nuestra voluntad de ser fieles, de ser constantes, de hacer reales esfuerzos por que la distancia no sea más que una factor de crecimiento y maduración en el proceso del pololeo o noviazgo. De la vida en cuanto trunca a la misma voluntad haciendo prevalecer su rol de “madre” que da y quita vitalidad. Pero eso ya es entrar en una “volá” más filosófica.
Que tu pareja parta a estudiar, significa un avance importante para él/ella. Y si hay amor, eso debería ser más importante que cualquier otra cosa. Finalmente el amor se manifiesta en todo su esplendor cuando dejas de pensar en ti y reemplazas el YO por el TÚ. Recién ahí, cuando haces reales sacrificios en pos del otro puedes dar evidencia fidedigna de que esa relación es verdaderamente cierta y será perdurable.
No existen claves o mecanismos realmente efectivos para poder evitar lo inevitable. Solo debes dejar que el tiempo haga lo suyo. Dejar que el tránsito natural de la vida los una o los separe. Finalmente, creo que en este caso, las palabras de Paulo Coelho en “El Alquimista” resultan mucho más expresivas: “Si lo que tú has encontrado está formado por materia pura, jamás se pudrirá. Y tú podrás volver algún día. Si fue solo un momento de luz, como la explosión de una estrella, entonces no encontrarás nada cuando regreses. Pero habrás visto una explosión de luz y esto solo ya habrá valido la pena”. Así que respira hondo, deséale todo el éxito del mundo a tu pareja y pon todo de tu parte – si es que crees que vale la pena – para que las cosas funcionen. Y no te preocupes, que la vida siempre recompensa.
Quizás te pueda ser de utilidad contratar un plan “unidos”, hacer videollamadas y viajar esporádicamente a visitarle. La comunicación es como el agua que mantiene fresca y viva la flor y por tanto no deber perderse por nada del mundo. Ahora bien, debes ser prudente y no caer en los excesos, ya que tu pareja estará experimentando cambios fuertes y radicales en los cuales hasta el menor afán le puede resultar fastidioso.
Existe también la posibilidad que de común acuerdo o unilateralmente se decida dar fin a la relación. A veces y según las condiciones del pololeo y de las personas involucradas es mejor terminar las cosas bien, ya que no todos tienen el estoico carácter de asumir tan grandes sacrificios por el otro. Quizás sea tiempo de dejarle ir y de reinventarse, guardar todo lo aprendido, entregado y recibido y dar vuelta la página. La vida es así, constantemente en movimiento, en cambio. Como sea, lo que no te mata, te hace más fuerte.
Y tú ¿Qué harías en esta situación?