Uno de los aspectos más importantes en lo que a gerencia y dirección se refiere, es la capacidad de oratoria. Ella define cuán efectivo es un gerente a la hora de comunicar sus ideas, de dar instrucciones de trabajo o de motivar a su personal. Si bien cada puesto gerencial es diferente y se requieren distintas aptitudes en cada caso, la necesidad de una buena oratoria es un elemento que atañe a todos los gerentes por igual.
Existen varias prácticas de Recursos Humanos que se pueden implementar para lograr dos cosas: primero, que la gerencia se sienta motivada a mejorar su oratoria y su capacidad de dicción, y segundo, para que efectivamente lo logren. En este artículo, veremos algunos de los caminos posibles para concretar ambos objetivos en el ámbito empresarial y profesional.
En primer lugar, hay que dejar un elemento bien en claro: la oratoria es una de las aptitudes fundamentales de cualquier puesto gerencial. La voz y la capacidad de comunicar eficazmente siempre han sido elementos de liderazgo, y los directores y gerentes deben entender y conocer estos factores para mejorar sus capacidades de progresar y de comandar a su equipo de trabajo.
En segundo lugar, muchas personas piensan que la buena oratoria es una aptitud innata, sin embargo, a pesar de que puede haber personas que tengan una mayor facilidad para aprender a comunicar sus ideas, la realidad es que un buen orador se construye a través de la práctica y de la preparación. Tal y como un buen deportista puede ser más o menos talentoso, el trabajo es el que brindará los mejores resultados.
El tercer compuesto de una buena oratoria es la espontaneidad. Si uno busca parecerse a, o hablar como alguien más, las cosas no irán para nada bien. De esta manera, casi todos los cursos de oratoria pretenden sacar lo mejor de uno, las habilidades escondidas y la pasión interna que permiten que un gerente o director sea espontáneo y natural al hablar, sin por ello ser menos profesional.
En cuarto lugar, es importante trabajar en la autoconfianza de los gerentes a la hora de exponer una cuestión. Generalmente, una persona que lidera frecuentemente un equipo de trabajo no carece de confianza en sí mismo, pero puede que en el ámbito de la oratoria la autoconfianza flaquee. Para esto, es necesario preparar el tema con anticipación y basarse en pequeños éxitos que construyan esa confianza.
El único remedio para sacarse el miedo a la montaña rusa es, simplemente, subiéndose. Cuanto más se los exponga a los gerentes a posibilidades de hablar en público y obtener estos pequeños logros de los que hablamos con anterioridad, mejores serán sus aptitudes, su predisposición y su autoconfianza cuando se trate de orar para dirigir.
Y usted, ¿qué espera para decir sus ideas en público?
Fuente imagen: Bryant Hilton, Dell PR por Ed Schipul, disponible bajo la Licencia de Atribución "Sharealike" en http://www.flickr.com/photos/eschipul/1399960698/