Muchos de los profesionales que visitan este portal tienen el privilegio, y el gran desafío, de trabajar o pertenecer a una empresa familiar. Como sabemos, casi todos los grandes negocios comienzan en el seno de familias emprendedoras y en este artículo revisaremos algunas estrategias para evitar que los conflictos de la familia interfieran en el buen desarrollo del negocio.
La empresa familiar suele ser un modelo de negocios muy común: un grupo de padres e hijos, hermanos o familiares políticos se reúnen para llevar adelante una tarea en común y generar ganancias que luego se reparten. Hasta ahí, todo está bien y no debería presentar mayores inconvenientes. El problema es que las empresas familiares suelen acarrear cuestiones emocionales adicionales que pueden jugarle en contra al objetivo inicial.
Hay cuestiones de todos los días, diferencias de criterios, cambios generacionales, etc., que hacen que las empresas familiares conlleven rispideces en el relacionamiento de sus individuos. Muchos problemas surgen al no poder separar cuestiones personales del negocio. Es por esto que, el primer elemento a tener en cuenta es que, el negocio es y será siempre el negocio y hay que resguardarlo como tal.
En segundo lugar, debe existir una buena racionalización de los procesos y tareas que cumplen los miembros de la empresa/familia. Es decir, se debe manejar el reparto de ganancias, beneficios y responsabilidades de la misma manera que lo haría una multinacional: en base a la aptitud de cada uno de los individuos y gracias a la responsabilidad y esfuerzo que estos ponen para que el negocio salga adelante.
En tercer lugar, es muy importante mantener abiertos los canales de comunicación. Los mismos deben mantener los mismos tonos formales o informales que en cualquier otra compañía. Se deben solicitar reuniones y entrevistas con los miembros de mayor jerarquía, realizar minutas de las reuniones, generar actas y, por sobre todas las cosas, evitar mantener diálogos sobre temas relacionados al trabajo durante las cenas familiares.
En cuarto lugar, es importante generar un sistema de premios y castigos racional. Esto es, que los miembros de la compañía tengan bien en claro sus funciones y lo que se espera de ellos en su puesto de trabajo, mientras que todo el comité pueda definir elementos de sanción si estos objetivos no se cumplen. De esta forma, se genera un ambiente de justicia que puede hacer crecer el negocio de forma exponencial.
Por último y no menos importante, todos los actores deben tener la misma capacidad para comunicar sus dudas, inquietudes y consultas que el resto de los elementos familiares. Si bien cada familia puede manejar el negocio y los cambios generacionales de forma diferente, la buena comunicación y la apertura mental son clave para el correcto desempeño de la compañía familiar.
Y usted, ¿Qué cambios puede hacer en su empresa familiar para mejorarla?
Fuente de la imagen: Fuller Landau, disponible bajo Licencia de Atribución en http://www.flickr.com/photos/fullerlandau/5734681748/