Nunca me voy a olvidar cómo corríamos con mis compañeras de la universidad cuando lo veíamos a Él. No teníamos idea de su nombre ni qué estudiaba, sólo sabíamos que a veces se aparecía en la Facultad de al lado y que era un bombonazo: jeans de colores, chaqueta de cuero, hasta sombrero si la ocasión lo ameritaba.
Obviamente, nuestros compañeros nos decían que si se arreglaba tanto Él tenía que ser afeminado. Craso error. Sólo era lindo y se preocupaba por su apariencia. Y eso que estoy hablando de hace varios años atrás, cuando los pitillos, los pañuelos, la ropa vintage y los lentes hipster no se usaban (¡Ay, se me cayó el carnet!).
Ahora la moda cambió, y no es tan extraño ver que los chicos se producen más para ir a estudiar. Camisas de colores, pantalones entretenidos, zapatos onderos, y un sin fin de elementos que marcan una tendencia y los hacen sentir bien.
Sentir bien. Ese es el punto. ¿O crees que porque se preocupan mucho de la apariencia dejan de lado su masculinidad? ¡No, señores! A nosotras no encanta que los hombres tengan un estilo y lo defiendan.
No sólo hablo de la moda hipster o vintage, también hay hermosos hippies, alternativos, deportistas, etc. La cosa va en sentirse cómodo con un pequeño sesgo de preocupación.
Tengo un amigo que bajó más de 20 kilos y decidió cambiar su estilo de vestir. La primera vez que su compañeros lo vieron en la universidad con pitillos le preguntaron si era gay. Malísimo. El chico se sintió de lo peor y su inseguridad aumentó. Primero ¿qué tiene de malo ser homosexual? Segundo, si saben que no es gay ¿por qué un cambio en su ropa podría determinarlo?. Lo que es yo, me encantó verlo así, había cambiado completamente, pero brillaba.
La cosa es simple, si no nos preocupamos de nosotros mismos, se nota; es otorgarse amor propio. Nuestra forma de vestir es sólo un reflejo exterior que nos ayuda a sentirnos cómodos, es nuestra carta de presentación, pero nos entrega parte de nuestra personalidad, no lo es todo. No podemos juzgar sólo por la apariencia.
Y para qué andamos con cosas, ver a alguien que se preocupe de su estilo siempre se agradece, ya sea por mera vanidad o por la alegría de ver a gente que se mime un poco a sí misma. Los chicos “lindos” hacen más ameno el contexto universitario. Si entre tantos compañeros podemos resaltar a alguno ¡no hay nada de malo!
Yo siempre me acordaré de él, de su estilo llamativo, y eso que sólo lo veía de reojo en los pasillos de la universidad.
Y tú ¿Tienes en la mira algún chico “lindo”? ¿Qué estilos ves en la universidad?