El tiempo es un factor que determina el éxito o fracaso de los planes de las personas, y está en nuestras manos hacer un buen o mal uso del mismo para que logremos alcanzar todo aquello que nos propongamos hacer.
Estamos empezando un nuevo año, y todos nuestros planes y metas en proyecto dependen de qué tan eficiente sea el uso del tiempo que hagamos para concretarlos. No debemos dejarlos solamente en palabras, sino aterrizarlos, y para hacerlo es vital administrar eficientemente nuestro tiempo.
Lo primero, una vez decidimos qué queremos hacer, es planificar el cómo hacerlo. Si estamos deseando concretar un proyecto, debemos dedicarle tiempo a conciencia, sin distracciones ni dilataciones, pensando en la mejor manera de realizarlo, trazando metas a corto plazo para llegar al cumplimiento de la meta general. Si sabemos para dónde vamos, sabremos qué camino tomar y qué acciones llevar a cabo para lograrlo.
No debemos caer en el error de decir “voy a hacer determinada actividad” y empezar a distraernos en otras ajenas a la planeada, perdiendo el rumbo y el norte. Un error recurrente es sentarse a realizar una actividad y pasarse el tiempo revisando estados de Facebook y visitando páginas de internet ajenas a la labor en curso, por nombrar sólo algunas situaciones cotidianas.
Lo segundo es separar lapsos de tiempo definidos para nuestras actividades diarias, empleando recursos como los cronogramas y los horarios que ayuden a concretar y enfocar las tareas. Esto ayuda a enfocar los esfuerzos en las labores a realizar, a optimizarlas y cumplirlas a cabalidad.
Lo tercero y más importante, si se empieza a hacer algo, se debe acabar a toda costa. Toda labor que se inicie debemos terminarla para cultivar el hábito y la disciplina de la culminación de las tareas que emprendamos, evitando la mediocridad y el dejar a medio camino las labores.
El tiempo es un elemento que no se recupera. Los minutos, las horas y los días que transcurren se deben aprovechar siempre de la mejor manera posible, sin hacer a un lado del todo las horas de ocio. Pero para todo hay un momento y un lugar. Si está trabajando, no se distraiga pensando en las actividades del fin de semana, pues al llegar su tiempo de descanso se le irá realizando lo que dejó de hacer y corriendo para cumplir con sus metas profesionales y personales.
Nuestros padres y abuelos decían que “el tiempo perdido los santos lo lloran”. Y ciertamente, perder el tiempo es una de las mayores fallas que cometen los adultos cuando buscan llevar a cabo sus metas personales y personales.
Y usted, amigo lector, ¿usa bien su tiempo o lo desperdicia? Fuente imagen: Es una obra derivada de 'Facilitazione Visuale', por Luigi Mengato, disponible bajo licencia Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) en http://www.flickr.com/photos/luigimengato/8113679126/