Tenemos claro que, quienes estamos en la Universidades, tomamos la decisión de qué estudiar, en base a lo que consideramos a juicio personal, lo más equitativo. En su momento nos preocupamos de poner en una balanza lo que nos gusta y la remuneración futura que recibiremos, y en base a eso tomar una elección.
Por lo mismo tenemos que buscar una forma que nos genere una estabilidad económica que satisfaga todo lo que queremos obtener en la vida, darnos buenos gustos y disfrutar sin dificultades, sin embargo, también está el factor vocación, es decir, lo que realmente deseamos hacer en nuestra vida profesional. No seamos ingenuos, todos queremos ganar un buen sueldo y sabemos que para eso hay que esforzarse y no siempre hacer lo que nos gusta, pero... ¿cómo llegamos a eso?
La respuesta está en reconocer que, si analizamos ambas posturas, podemos ver que vocación y dinero, como ideas contrapuestas, son elementos de nuestra vida que inevitablemente nos afectan, y que debemos posicionarlas bien en nuestra balanza en miras de un futuro “feliz”.
Las decisiones tomadas en base al dinero, se relacionan principalmente a aquellas personas que están acostumbradas a un nivel socio-económico cómodo, y que buscan lo mismo para sus vidas al momento de salir de su hogar, o también pueden ser aquellos que simplemente no sienten ninguna vocación profunda sobre alguna carrera y se rigen específicamente en el aspecto económico como factor determinante. Un caso es el de Ignacio, quien tras salir del colegio decidió estudiar ingeniería civil con el único fin de ganar dinero. “Yo quiero mantener mi estilo de vida, quiero entregarle lo mejor a mis hijos y mi familia, que son mis planes para el futuro, no quiero que me falte nadie, y sé que para eso me tengo que esforzar estudiando algo que tengo la seguridad me generará buena plata”.
A la vez, hay quienes toman decisiones en base a lo que desean, a lo que realmente quieren hacer en su vida, dejando en segundo plano, pero no por eso menos importante, la retribución económica que le traerá dicha carrera. La vocación es un aspecto muy relevante en una persona, el amar lo que estás haciendo y que, probablemente, harás el resto de tu vida laboral es clave para poder mantenerse feliz. Como Mariela, que si bien tiene claro que debe vivir, prefiere hacer lo que le gusta y por eso está estudiando pedagogía, nos cuenta “Yo sé que tengo que trabajar el doble y que aún así quizás no gane tanta plata, pero prefiero ganar menos y disfrutar más que al revés. El que quiere, puede tener todo en la vida, yo quiero ser feliz ayudando a mejorar la educación en este país, si gano poco, filo, pero sé que no será así, porque sacándome la mugre tendré mi platita y mis cositas”.
Teniendo más o menos claro lo que significan ambos polos, y su verdadera relevancia para una persona, es interesante conocer que hay jóvenes que sí han encontrado un equilibrio, bastante personal, ya que va de acuerdo a sus criterios y valores, o simplemente el estilo de vida que quieren llevar, como también hay quienes realmente no necesitan esa equidad de factores, y que sólo basta con prevalecer uno para tomar una decisión.
Ambas experiencias son muy valorables, y entendemos que es difícil definir un aspecto al tomar la decisión, pero también hay quienes encuentran su propio equilibrio, como Daniela, que estudia Ingeniería en Marketing y señala que “si bien no tenía idea que estudiar siempre me gustó el mundo de la innovación, participar en algo distinto, encontré esta carrera que llena todos mis gustos y que a la vez sé me entregará un futuro económico y laboral relativamente estable y con buenas oportunidades”.
Así como estos jóvenes hay muchos, y comprendemos el valor que cada uno le pueda otorgar a sus prioridades y parámetros de decisión, pero no eres el único que se pregunta ¿qué pesa más? ¿o qué debe pesar más?.
Dinero v/s Vocación
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¿Y tú, qué prevaleció a la hora de tomar tu decisión?