La Comisión Nacional de Acreditación, CNA, ha estado en el ojo del huracán durante estas últimas semanas. Luego de que el ex presidente de la institución, Eugenio Díaz, y los ex rectores de la U. del Mar y Pedro de Valdivia, fueran procesados por corrupción y cohecho, el escándalo terminó con la reciente renuncia de Teodoro Ribera. A quien fuera ministro de Justicia hasta este lunes, se le cuestionó por sus vinculaciones con Díaz.
Tal ha sido el escándalo, que incluso ha llamado la atención de medios internacionales como el periódico The Guardian. Según el medio británico, la renuncia de Ribera “fue el último hito de una saga en desarrollo que ha llevado a manifestaciones masivas en las calles; investigaciones criminales y el encarcelamiento de un decano por sospecha de lavado de dinero; y un ex funcionario público acusado de vender acreditaciones universitarias”.
Ante todos los cuestionamientos, el gobierno anunció este jueves un proyecto de leyque termina con el CNA, y crea un nuevo Sistema de Acreditación. Durante la ocasión, el presidente Sebastián Piñera consideró que en la CNA “son las propias instituciones, los propios interesados los que tienen la capacidad de resolver respecto de sus acreditaciones y eso está mal. Y por eso la nueva agencia responderá a un solo objetivo: garantizar la calidad de la educación y responderle así a nuestros jóvenes”.
Sin embargo, la renuncia de un ministro y el anuncio del cambio del sistema, no parecen ser es el desenlace de esta historia. Durante la tarde de este jueves, la Fiscalía aseguró que no descarta nuevos imputados, e igualmente se anunció que las diligencias continúan.
"Este es uno de los casos de corrupción más graves del último tiempo. En estas instituciones se enseña ética y que allí existan actos de corrupción, a la fiscalía le parece de mayor gravedad", aseveró el fiscal Carlos Gajardo.
Frente a este escenario incierto, en especial para los estudiantes de los planteles cuestionados, cabe preguntarse cuál es el valor actual de una acreditación entregada por la CNA.
De un total de cinco áreas, sólo hay dos de acreditación obligatoria. Recientemente se afirmó que un 45% de las universidades certificadas cumplen los dos aspectos necesarios. Por ello, si bien el sistema entero está viciado ¿el número total de áreas acreditadas puede ser un aspecto a considerar, a la hora de evaluar la calidad, en el cuestionado escenario actual?
Algunos académicos advierten que no es necesario que cada universidad cumpla con todas las áreas, aunque si lo es que existan más obligatorias. Esta situación debiese terminar con la implementación del nuevo proyecto de acreditación, cuando la certificación se acepte o se rechace, con una duración de 6 años. La única excepción serán aquellas que se acrediten provisionalmente durante 3. Además, estarán prohibidas dos acreditaciones provisionales consecutivas, o tres en un período de 18 años.
En consecuencia, más allá del número de áreas que se encuentran actualmente acreditadas, cabría preguntarse por el número de años que consiguió la institución. Debido a que con la nueva normativa los seis años serán obligatorios, hoy aquellas carreras y planteles que hayan sido certificadas por un periodo cercano a éste, se encontrarán en mejores condiciones para enfrentar un proceso con la nueva norma.
Con la normativa actual, los períodos de certificación son de un año como mínimo y siete como máximo. Sin embargo, tal como lo reconoció Piñera, “¿Qué garantía, certeza, seguridad le puede dar a un estudiante que ingresa a una institución que sólo tiene una acreditación por 1 año?”.
Pese a todo, un sello de acreditación poco valdrá si se sigue otorgando dentro de un sistema educativo que está deslegitimado de raíz.
Por último, también cabe cuestionarse acerca de qué entendemos por calidad. Para la Ocde la educación de este tipo es aquella que "asegura a todos los jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacidades destrezas y actitudes necesarias para equipararles para la vida adulta".
Por otro lado, la propuesta educativa de la Aces sugiere que “es necesario cuestionar el concepto de calidad, concepto coherente con la concepción de la educación como un bien de consumo y/o bien de inversión”. Para dicha organización, el énfasis no sólo debe estar en “preocuparse del control de resultados, sino además controlar los procesos que ocurren al interior de las comunidades educativas”, se señala en el documento de la organización secundaria.
¿ Crees que una acreditación de la CNA pueda determinar la calidad de la institución?