Muchas veces hemos oído el concepto de familia asociado a una empresa. Sin lugar a dudas, existen ambientes laborales confortables, en los cuales nos podemos sentir como en casa. Pero nunca debemos dejar de considerar que una empresa es un negocio y funciona con esa lógica. Nadie es imprescindible y toda la nómina de empleados forma parte de un costo variable. Es por eso que no podemos sorprendernos ante la decisión de las empresas de rescindir nuestro contrato.
Generalmente, a decir verdad, los que van a ser despedidos son los últimos en enterarse, o quizás intuyen algún cambio hacia su persona pero que prefieren evitar confirmar. Sin embargo, debemos ser valientes y estar atentos frente a determinadas actitudes. Debemos tomar nota frente a los llamados de atención como por ejemplo si han abierto vacantes en puestos similares sin comentárnoslos o si tenemos una relación diferente con los compañeros y/o con el jefe. No necesariamente tiene que ser una relación conflictiva, podemos haber perdido diálogo o un espacio.
Algunas situaciones podemos confundirlas con lo que se llama moobing o acoso laboral. Ciertas actitudes, como dejar de darnos tareas, o darnos trabajo poco desafiantes o imposible de realizar, pueden buscar que seamos nosotros mismos los que nos retiremos de la empresa sin pago de indemnización. No obstante, también puede ser una señal que muestre la intención de despedirnos. Como ya no somos visualizados en su equipo, nos asignan menos tareas o perdemos responsabilidades. También puede suceder que la empresa esté tomando un camino diferente al que nosotros tomaríamos, por lo que nos pueden ver como obstructores del nuevo proyecto. Otro punto a considerar es la asunción de un nuevo jefe. Habitualmente quieren conformar su propio equipo, por lo que es probable que realicen algunas modificaciones en el mismo.
Hay otras circunstancias, de mayor gravedad, que ponen en peligro nuestro trabajo. Puede pasar que necesiten o quieran vender la empresa o fusionarse con otra. Frente a la llegada de nuevos dueños, es factible que quieran realizar algunos cambios. Nuevos accionistas, inversores, socios, llegan con capital, pero también con un equipo de trabajo. Otro problema aún mayor, es que hayan cometido malos negocios, lo que los lleve a cambiar la estrategia y a reducir costos mediante la reestructuración de la organización, lo que puede traducirse en despidos. Incluso la situación podría ser mucho más desfavorable, que esté en quiebra y deban realizar despidos forzosos de los empleados por la imposibilidad de sostener los puestos de trabajo. Las señales más notorias son los atrasos en los pagos salariales.
Todos estos son elementos a tener en cuenta para saber si corremos peligro en nuestra fuente de trabajo. Eso servirá para que realicemos una evaluación de la situación y que no nos tome por sorpresa, sino con más herramientas para mitigar el impacto. ¿Estaremos en riesgo?
Fuente imagen: Galería de American Red Cross Oregon Trail Chapter, bajo licencia Atribución-NoComercial 2.0 Genérica, disponible en: http://www.flickr.com/photos/redcrosspdx/2723031747/in/photostream/
Señales que te indican que estás a punto de ser despedido
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