Ocurre con frecuencia en nuestro trabajo que preferimos ocuparnos de todo nosotros mismos, pues no confiamos completamente en quienes nos secundan. De este modo, debemos supervisarlos constantemente para que realicen sus labores correctamente.
¿Qué es delegar? Es transferir trabajo involucrando a otros en la responsabilidad de los resultados, otorgándoles la libertad de tomar sus propias decisiones para alcanzar las metas propuestas, con el poder, la facultad y la autonomía para realizar un trabajo y resolver problemas sin la exigencia de la aprobación constante de los superiores en cada paso.
En primer lugar, las ventajas de delegar son importantes: la enseñanza y la valoración de lo que hemos delegado ocupa menos tiempo que si debemos hacerlo todo personalmente. Así podremos dedicarnos a otras cuestiones que consideramos realmente imprescindibles. Además, la delegación nos convierte en líderes que sabemos valorar el potencial de los demás, y esto no sólo nos beneficia a nosotros, sino que nos permite aprovechar las competencias de los trabajadores, su mayor compromiso, su responsabilidad, su participación, su eficiencia, su productividad y su competitividad, los que puedan transformarse en valores estratégicos para nuestra organización.
Por otra parte, las desventajas para nosotros de no delegar nos sobrecarga de tareas, pues vivimos pendientes de las tareas encomendadas y reducimos la velocidad en nuestro trabajo, porque básicamente cuando no proporcionamos toda la información necesaria, nos relacionamos menos con los trabajadores, o nos impacientamos rápidamente si algo no salió como estimábamos, terminamos por realizar la labor encomendada nosotros mismos en vez de enseñarles a reorganizar el trabajo.
Por eso, algunos consejos nos recomiendan que para delegar debemos elegir a la persona adecuada para cada tarea, y brindarle la información suficiente para que asuma su responsabilidad y se enfoque en el resultado y no en el proceso. En este punto, debemos establecer determinados límites al trabajo encomendado, como por ejemplo, tiempos de entrega, fechas de revisión, etc. ¿Cómo lo logramos? Invirtiendo tiempo en enseñar para que a su vez esa persona enseñe a otra, es decir, seamos formadores de formadores, brindando al trabajador los recursos necesarios para que la tarea la efectúe eficazmente, y además, otorgándole una gratificación y un reconocimiento hacia quien haya logrado alcanzar las metas que nos habíamos propuesto al delegar.
En definitiva, siempre recordemos que al encargar una labor también estamos brindando nuestra colaboración, apoyo y crédito de confianza en la persona que lleva a cabo la tarea delegada. Por eso, a esa persona demostrémosle siempre nuestro aliento, efectuemos un seguimiento, no un control estricto y valoremos su trabajo aun cuando el resultado no sea el esperado, y sea necesario de nuestro tiempo para que lo revisen y mejoren.
¿Sabemos que si delegamos estamos añadiendo valor a nuestros logros multiplicándolos?
Fuente de imagen:Alexandre Rangel, disponible bajo licencia Atribución 2.0Genérica (BY CC 2.0) en http://www.flickr.com/photos/quasecinema/6196204783/
Aprende a Delegar
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