Una de las principales características de los profesionales exitosos es que son conscientes de sus fortalezas y saben cómo aplicarlas. Sin embargo, son muy pocas las personas que las tienen en cuenta en el momento de desarrollarse profesionalmente. Prueba de esto es que sólo una de cada cinco personas tiene la capacidad de identificar sus fortalezas, según una encuesta realizada por Gallup.
Al respecto, cabe destacar que con fortalezas nos referimos al conjunto de actividades que realizamos bien, que nos resultan atractivas, es decir, nos dan ganas de realizarlas, que nos ofrecen energías y en las cuales queremos perfeccionarnos. Por otra parte, se consideran las debilidades como aquellas actividades que nos disgustan, nos generan sensaciones negativas, no queremos repetirlas y nos gastan energía.
Teniendo en cuenta lo anterior, es fundamental que aprendamos a descubrir cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Para tal fin existen diferentes métodos, entre los que destaca el FODA y el modelo realizado por Marcus Buckingham.
El FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) permite descubrir en qué actividades tenemos mayor potencial, así como las contrarias. Para realizar un análisis de este tipo, basta evaluarnos para encontrar cada uno de los conceptos tanto a nivel interno (fortalezas y debilidades) como externo (oportunidades y amenazas). Para el FODA, las fortalezas son las características que nos hacen ideales para una tarea, mientras que las debilidades son lo que nos coloca en una situación desfavorable frente a la competencia. Por otra parte, las oportunidades son los factores exteriores que podemos explotar a nuestro favor, y las amenazas, las que pueden atentar contra nosotros.
Por su lado, el modelo realizado por Marcus Buckingham permite identificar fortalezas y debilidades a partir de realizar un análisis de rutina. Para ello, debemos registrar detalladamente las actividades que realizamos cada día durante una o dos semanas, acompañándolas de las sensaciones que nos generó, teniendo en cuenta cinco factores: ¿Teníamos ganas de hacerlo o nos generaba rechazo? ¿La ejecutamos bien o mal? ¿El tiempo pasa volando o nos aburrimos mientras las realizamos? ¿Las encaramos con positivismo o nos generan agotamiento mental? En el futuro ¿queremos repetirlas o evitarlas? Esta evaluación personal permitirá que fijemos qué actividades son fortalezas, cuáles debilidades y cuáles no generan ninguna sensación.
Cabe destacar que anteriormente se sostenía la idea de que los profesionales debían trabajar para corregir sus debilidades, sin embargo, en la actualidad, se defiende la idea de que es más positivo sacar provecho de las fortalezas laborales y personales, desarrollándolas aún más para lograr destacar. Al respecto, se estipula que mejorando las debilidades sólo se conseguirá un resultado mediocre, por lo que basta aprender a convivir con ellas y transformarlas en insignificantes, consiguiendo que otra persona se encargue de actividades de ese tipo o realizando las cosas de forma diferente para conseguir el mismo resultado.
¿Conoces tus fortalezas y debilidades?
Fuente imagen: Victor1558, disponible bajo licencia Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0) en http://www.flickr.com/photos/76029035@N02/6829385031/
Identificar tus fortalezas y debilidades profesionales
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