Socialmente estudiar Ingeniería Comercial es visto como una carrera de cierto prestigio y estatus. A eso agregarle el sello de la Universidad Católica le da aún más conservadurismo, a eso, agregarle ser homosexual en un ambiente poco diverso. ¿Qué es lo que realmente ocurre en el “mall” del campus San Joaquín? ¿Hay discriminación o es sólo un prejuicio para quienes no lo vivimos?
Matías tiene 20 años y estudia Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Es gay, y no le importa hablar de su experiencia personal mientras tomamos un té helado, con cigarro en mano y comentamos lo guapo del tipo que nos atendió. A finales del 2011 le contó a su mamá sobre su condición sexual, y recientemente a su papá. Siente que ha tenido suerte con el apoyo y aceptación que ha recibido de su familia, porque tiene amigos que han sido enviados a terapias de reconversión. ¿Qué cambió al entrar a la universidad? Cambió el hecho de conocer a más gays y poder compartir historias, dejar de lado el miedo al rechazo y darse cuenta de los “sub mundos” que existen en las diferentes carreras. Cuenta que hay facultades que permiten mayor diversidad dentro de la UC, pero “en comercial ni cagando vai a ver a unos gay de la mano”. Poco a poco las cosas han ido cambiando y la gente tiene una mente más abierta, pero en general todo es un secreto a voces. Hay gente con la que por respeto no habla de homosexualidad, y cree que los que vienen de colegios tradicionales, religiosos y con familias conservadoras no se sentirían cómodos al escucharlo, por lo que prefiere mantener conversaciones “políticamente correctas”. Con sus amigos y amigas cercanas de la universidad no tiene problemas y dice nunca haberse sentido discriminado y mucho menos de parte de los profesores, ya que no hay un sentido de unidad a nivel de facultad, pero admite que “comercial en la PUC es un ambiente que no está hecho para aceptar a cualquiera”. Matías dice que sí, que la Universidad Católica es una especie de elite intelectual con gente que en general (y especialmente en su carrera) viene de mundos parecidos, por lo que él prefiere juntarse con sus pares, y que la discriminación económica se da “pero es igual que en una situación de heterosexuales. Probablemente no vas a tener una relación con alguien de clase económica diferente, y no porque no los aceptes, sino porque probablemente nunca los conozcas”. También cuenta que en el mundo gay de la UC ha descubierto una serie de cosas, tales como la existencia de una “hermandad secreta”, o una aplicación de celulares para localizar a los gays que se encuentren más cerca, y un blog en el que se cuentan historias, al estilo Gossip Girl. Pero de las lesbianas en Ingeniería Comercial asegura no saber nada “ellas sí que son un sub mundo”. Cuenta que en los carretes es muy poco común que se topen con ellas y que ese sí es un tema tabú. “Si la sociedad aún no se acostumbra con los hombres (homosexuales), es más complicado para las mujeres”.
Matías dice que aunque sea gay no significa que sea más liberal, no le gusta la Blondie ni la onda muy alternativa, tampoco grita que es homosexual ni va a las marchas de orgullo gay. Pero sí apoya el matrimonio igualitario y le gustaría casarse algún día. Entre risas concluye diciendo: “a pesar de que sea gay, sigo siendo el mismo pendejo pelo lais”.
Ser gay en la Universidad “Católica”
Publicado
por
Isidora Montecinos