Apenas debuta un nuevo reality show en las pantallas de la televisión chilena, ya se sabe lo que ocurrirá en términos de rating, como lo vimos cuando el último de este tipo de programas -“Pareja Perfecta”- tuvo su emisión inicial en Canal 13 el pasado 26 de agosto.
Al analizar la parrilla programática de la televisión abierta, no es difícil darnos cuenta de que en su gran mayoría, está cubierta por trasmisiones de entretención. En cierto modo, es relativamente normal que exista una inclinación hacia este tipo de contenidos, pero al enfocarnos en las funciones que deben cumplir los medios de comunicación -informar, entretener y educar-, nos damos cuenta que en la realidad de nuestra pantalla chica, existe un excedido desequilibrio.
Los programas de entretención existen en todos los horarios. Estos se emiten durante todos los días, también en todos los bloques; en cambio los de información, son emitidos casi en todos los bloques, en horarios específicos y también todos los días, por la razón de necesidad que tenemos sobre saber qué es lo que ocurre en nuestro entorno, aunque en muy menor proporción que las trasmisiones de entretención. Por otro lado, los programas de cultura y/o educación sólo se dan los fines de semana en los canales de señal abierta, salvo una que otra excepción que se trasmite en días hábiles, en un horario para noctámbulos.
¿Por qué motivo se da esta característica en nuestra televisión? A la hora de buscar un responsable, los dardos apuntan automáticamente a los medios, por ser los productores y emisores de los programas ofrecidos en pantalla, sin embargo, estos no son los principales culpables.
Hace tiempo que los medios de comunicación se convirtieron en simples empresas, respondiendo a la ley de oferta y demanda, cosa que era impensada hace algunos años pues el objetivo de una compañía periodística es comunicar y no lucrar. En cuanto a esta razón de oferta y demanda es que reconocemos al principal responsable de la escasa programación cultural. La teoría más asociada a la realidad de la comunicación es la de los Usos y Gratificaciones, que apunta al complemento que deben formar el rol de los medios y el del público, siempre atribuyendo al último el protagonismo. Por este motivo es que entendemos que la audiencia es quien modera lo entregado por los medios. En lenguaje empresarial, nosotros somos quienes generamos la demanda que los medios tratarán de cubrir, por lo tanto somos los primeros responsables en que ciertos tipos de contenidos tengan tal cabida en televisión.
Conclusión de esto: la televisión nos entrega lo que queremos ver, pues es lo que vende. ¿Crees que la televisión nos domina o nosotros dominamos la televisión? Aquí pueden ver un estudio de esta teoría comunicacional aplicada a los reality shows.