Cada vez que leo blogs de amigos y conocidos en los que relatan las bondades de sus vidas como emprendedores, percibo cierto desdén hacia todos aquellos que han optado por una vida laboral dentro de una estructura ajena.
En sus relatos, pareciera como si quisieran aleccionarnos sobre el rumbo correcto (con recetas únicas, válidas para todos los casos posibles), desde una postura heroica y triunfalista. En ese escenario, y desde un discurso absoluto, se presenta a todos aquellos que eligen ser parte de una corporación como personas temerosas, que no han sabido “dar el gran paso”, o que están perdiendo el tiempo.
En ningún momento se plantea la elección libre: es como si “ser empleado” tuviera connotaciones de “ser utilizado”, en donde habría una relación de dependencia utilitarista, de la que se es víctima, que se padece, y sobre la que no se tendría ningún poder de decisión.
Sin embargo, para muchos, “emprender” no se limita a “llevar a cabo una iniciativa económica personal”, sino que puede tener las más variadas concepciones y acepciones posibles.
Por otro lado, existen un sinnúmero de características personales que motivan la decisión de sumarse a un proyecto ajeno, para construir desde ese lugar una actividad profesional que aporte valor para sí y para los demás:
· Probablemente, muchos “empleados” decidan libremente “emprender” dentro de una estructura que no les hubiera interesado jamás impulsar desde cero.
· Probablemente, muchos “empleados” estén más interesados en participar de los procesos de toma de decisión, que en la decisión misma.
· Probablemente, muchos “empleados” obtienen mayor satisfacción en mantener relaciones interpersonales, que con el resultado de la tarea en sí.
· Probablemente, muchos “empleados” tengan una marcada curiosidad intelectual y vocación académica, que los aleja de cierto “exceso de practicidad y simplificación”, presente en los que eligen impulsar proyectos independientes.
· Probablemente, muchos “empleados” perciban que ciertos emprendimientos económicos personales, forzosamente, los alejará de sus “modos de hacer” o de sus “formas de relacionarse” propias de estructuras que se encuentran en un nivel de maduración superior (al que eligen pertenecer).
· Probablemente, los “probablemente” serían muchos más si les dedicáramos mayor reflexión.
En definitiva, la capacidad de “emprender” no sólo pertenece a los que se han adueñado del término para limitarlo a describir “las maravillas” de un mundo soñado, en el que son “independientes”, “resueltos”, e “ilimitados” (conceptos inherentes a la manera en la que eligen describir a la iniciativa privada). Muy por el contrario, “emprender” es un término del que cualquiera puede adueñarse, si con este concepto logra describir su propia manera de vivir en un mundo soñado, en el que también pueden aparecer ellos mismos como "independientes”, “resueltos”, e “ilimitados”. Al final, las situaciones son lo que nosotros hemos hecho de y con ellas: todo es según el color del cristal con que se mire.
1. Te gusta ofrecer tu opinión y evaluación de las situaciones, en función de una argumentación respaldada por tus conocimientos y educación formales.
2. Detectas rápidamente razonamientos a los que les falta sustento académico, y eso te parece poco serio.
3. Puedes esperar el momento justo para ofrecer una opinión personal que pueda afectar una relación interpersonal que no conviene dañar, en función de objetivos mutuos de largo plazo.
4. Estás dispuest@ a ganar menos dinero, si por ganar más dinero tienes que realizar tareas manuales o de menor calificación de la que has logrado a lo largo de tu formación universitaria y recorrido profesional.
5. Siempre pensaste que trabajar en el cuerpo diplomático de un país es una actividad profesional fascinante.
6. Consideras que puedes manejar tus emociones, y tener un desempeño equilibrado y coherente en el largo plazo.
7. Puedes adaptar tu discurso para acomodarte rápidamente a diferentes situaciones, y te gusta hacerlo.
8. Reconoces que hay personas con las que no compartes valores o una misma visión de las situaciones, sin embargo estas dispuest@ a hacer que la relación funcione, y te gusta hacerlo.
9. Te destacas por tu paciencia, y puedes resignar intereses de corto plazo en pos de mayores beneficios en el largo plazo.
10. Puedes compatibilizar tus deseos internos, con deseos ajenos que se alejan de los tuyos.
Si tuviste mayoría de “NO”, probablemente te sea más afín emprender tu propia iniciativa personal.
Si tuviste mayoría de “SI”, todo indica que podrías desempeñarte con éxito en un entorno corporativo.
Por supuesto, no se trata de categorías absolutas, sino de una manera de aproximarnos a características que diferencian claramente ambos perfiles. Siempre podemos crear nuestro propio estilo, y realizarnos profesionalmente en cualquier ámbito, si sabemos cómo adaptarnos a las situaciones que buscamos, y a las que se nos presentan.