Mucho se ha debatido últimamente sobre el lucro en la Educación. Y por muy obvio que suene, nunca está de más recordar qué significa. Según la definición de la Real Academia de la Lengua Española, se trata de la “ganancia o provecho que se saca de algo.” Entonces, ¿qué tendría de malo ganar dinero por entregar conocimientos?
En primer lugar, las conclusiones del informe de la Comisión Investigadora del Lucro en la Educación Superior, son bastante claras. “Esta comisión ha podido determinar que la propiedad sobre las instituciones de educación privada, universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, ha sido fuente de atracción de inversiones de grupos económicos, a tal punto que hoy se transan en el mercado bursátil, lo que sin lugar a dudas configura la existencia de lucro”, se señala en el documento. Esto pese a que legalmente estos planteles se definen como “sin fines de lucro”, lo cual les permite importantes rebajas de impuestos.
¿La educación es un derecho o es un servicio que eventualmente puede ser un negocio rentable? Actualmente en Chile – país cuya educación superior es la más cara del mundo, según la OCDE - pareciera que gana la segunda visión. Esta posición, al estar centrada en lo económico, implica ver el ámbito educativo como un mercado más. Y como tal, se ha cometido el error de pensar que, al haber muchos establecimientos, la competencia entre ellos provocará que los aranceles disminuyan, aumentando la calidad. Algo que quizá pueda ocurrir con el negocio de la ropa o zapatos, pero es evidente que no sucedió con la enseñanza.
Algunos defensores del lucro insisten en plantear que ahora son muchas más las personas que acceden a la educación superior. No obstante la importancia de esto, también cabe preguntarse “¿cuál fue el costo de este crecimiento desregulado e incentivado en gran medida por la persecución de lucro?”, se cuestiona, Noam Titelman, presidente de la FEUC. “Un sistema en el que de un total de 97 instituciones que pasaron por la acreditación, sólo el 10% fueron aprobadas en todas sus áreas, mientras que un 60% solo cumple con mínimos cuestionables.”, responde el dirigente.
¿Entonces por qué ha existido tanta oposición al informe? "Nada de esto debe sorprender pues hablamos en una verdadera industria en la que operan grupos económicos forjados en Dictadura, y vinculados al poder político", opina la periodista Maria Olivia Monckeberg, quien ha investigado sobre el tema.
Mitos: Estar en contra del lucro significa…
- No aceptar que los profesores reciban salario por su trabajo: lo que se cuestiona no es que las casas de estudio puedan generar ingresos, sino que lo hagan para llenar los abultados bolsillos de sus dueños. Por ley, los excedentes se deben reinvertir en el mismo proyecto educativo, por ejemplo en investigación, sueldos, infraestructura, etcétera.
- Tener una posición segada e ideológica: el excesivo énfasis en la Economía para avalar el lucro, también es una posición ideológica. Además, cabría preguntarse si lo sesgado no está en ignorarel desmesurado endeudamiento que ha significado el sistema vigente. O lo mal evaluado que están muchos establecimientos educacionales, entre otras situaciones que confirman que algo no anda bien.
- No entender que el lucro es parte de casi todas las actividades humanas. Si lucrar con la educación es inmoral, hacerlo con la alimentación también lo es, ambos son derechos humanos:el problema tiene que ver con algo más estructural. No se trata de negar que alguien quiera tener un negocio, pero se debe transparentar. Además el Estado debe asegurar que quien no tenga dinero, pueda tener acceso a asuntos tan básicos como educación, salud y vivienda.
En la actualidad hasta las universidades públicas, irónicamente, se han privatizado, permitiendo que un considerable porcentaje de sus alumnos sean de buena condición económica, marginando a los más pobres. Mientras que hay otros planteles, con fines de lucro y que reciben aportes estatales, que sí están acogiendo a éstos últimos. La otra cara de la moneda, es que se terminan endeudando por un título poco valorado en el mundo laboral, manteniendo las desigualdades sociales.
Por último, oponerse al lucro y a considerar la educación como negocio, también implica un cuestionamiento al funcionamiento del sistema económico. Éste ha permitido que el dinero sea un determinante no sólo para qué tipo de educación se recibirá, sino también para el acceso a la salud. Esto se refleja en las precarias condiciones de los hospitales públicos o en quienes se mueren esperando atención. Otra de las aristas es la venta de nuestros recursos naturales. Tal como dice un rayado urbano: Chile, lucras con todo.
Conoce aquí el informe sobre el lucro completo
* Lee una completa columna de Jorge Gonzalorena , profesor de la Universidad de Valparaíso: ¿Afán de lucro o derecho a la educación?
Ve el video de Benito Baranda “indignado por el lucro en la educación”
¿Es bueno el lucro en la Educación?
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Agustina