Llegar a la universidad y darse cuenta de que la carrera que elegiste no era lo que realmente te gustaba es un error más común de lo que se piensa. Mucha gente, después del primer semestre, termina por notar que a lo que entró no era lo suyo, especialmente porque pierde el gusto por estudiar y termina por reprobar algún ramo.
Lo peor de todo, es que luego de haber recibido en el colegio tanta presión de compañeros, profesores y padres, por elegir correctamente lo que “harás por el resto de tu vida”, el cargo de conciencia es grande y la desesperación se hace parte de tus decisiones. En estos casos, lo mejor es no perder el control y pensar en frío lo pasos a seguir.
Lo primero es conversar con tus padres. La confianza es lo más importante y ellos siempre te apoyaran. A mi me pasó y realmente, entre la angustia de no saber qué hacer, y el cómo decirle a tus papás, pierdes el rumbo de lo que realmente debes realizar. Lo fundamental en la vida es tener vocación, o al menos, hacer algo que disfrutas y te gusta, por eso, no deberías estar estudiando algo en lo que no te sientes cómodo.
Algunos tips que me ayudaron a darme cuenta que la carrera no me gustaba fue: no me gustaba ir a clases, y levantarme cada mañana para ir a la universidad era un martirio; perder el gusto por estudiar, si bien, era un tema que me agradaba, leer o hacer trabajos no era atractivo. Si bien no reprobé ningún ramo porque sentía mucho respeto por el esfuerzo que hacían mis padres para pagar la universidad, igualmente me seguí esforzando el tiempo que permanecí ahí.
Por otro lado, nunca es tarde para seguir tu real vocación. Mucha gente teme darse cuenta en la mitad o en el último año de carrera que lo que estudiaba no era lo suyo. Pues bien, más vale tarde que nunca, dicen por ahí, y siempre será mejor optar por lo que más te agrada, aunque se hayan perdido un par de años haciendo otras cosas. Además, haber estudiado otra cosa que no “sea lo tuyo” también te sirve para madurar y crecer como persona, y sirve para ampliar tus conocimientos en otras áreas que en un comienzo no tenías contempladas.
También es importante considerar tu propia felicidad. Muchas veces nos desvivimos por satisfacer al resto, o tenerlos contentos, y nos despreocupamos de nosotros mismos y de lo que realmente queremos. Prioriza tus gustos, piensa bien qué es lo que quieres, qué te hace feliz y juégatela. Solo se vive una vez y es importante estar a gusto con lo que uno hace.
Finalmente, si estás en el colegio, es tu último año, y aún no estás seguro de lo que quieres hacer cuando salgas, muchas veces es mejor tomarse un año sabático para pensar un poco más las cosas. Puedes aprovechar de trabajar, o realizar varias actividades que te ayuden a dilucidar de alguna manera tus gustos o preferencias.
Además, puede ser útil hablar con algún consejero de tu colegio o preuniversitario, muchas veces tienen tests psicológicos vocacionales y de aptitudes, que también sirven de orientación para los que se encuentran más perdidos. Y tú, ¿ya sabes lo que vas a estudiar?, ¿tienes dudas?, ¿te arrepentiste a medio camino?
Algunos tests vocacionales: - Test de Kuder - Cuestionario de Intereses Vocacionales de Herrera y Montes