Romper con la rutina, romper con el jefe o romper con un mal salario son sólo algunas de las razones por las que los chilenos cambian tan seguido de trabajo. Esto apoyado en cifras de desempleo que rondan el 7%, cifra mínima en comparación al más de 20% de desocupación en España o Grecia, lo que permite tener mayores posibilidades de conseguir un empleo mejor, o al menos, otro trabajo.
Este es el caso de Paulina Fernández, ingeniera comercial de 30 años, quien desde que egresó ya ha tenido al menos cuatro trabajos en diversas áreas como la de seguros, retail, entretención y la industria vitivinícola. La razón es simple: la búsqueda de mejores oportunidades y un mejor sueldo.
Ya cansada de su trabajo, el cual finalmente hacía de mala gana durante días que se le “hacía eternos”, decidió tomar un riesgo. Este invierno tomará las maletas durante cuatro o cinco meses para recorrer algunos países de África y Asia, gracias al dinero que ahorró durante más de un año y que la “obligó” a permanecer más de lo presupuestado en su último trabajo.
Pese a que lo toma con calma, hay algo que a ratos le nubla la mente: ¿Encontrará trabajo cuando regrese? Si bien asegura que le da “terror” imaginárselo, ahora intenta no preocuparse mucho, agradeciendo que su viaje “lleva implícito disminuir el estándar de vida, abriéndote a la posibilidad de trabajar por dos chauchas. Así como volver a empezar con más claridad y una nueva visión”, asegura Paulina.
El gusto por el cambio
Al parecer los chilenos son de los que piensan que todos los cambios son buenos. Según la encuesta realizada por Trabajando.com de las casi 4 mil personas encuestada un 55% dice haber durado menos de un año en su último trabajo; 27% entre 1 y 3 años; 11% entre 3 y 6 años y 7% más de 6 años.
Si bien las razones para esta constante búsqueda de nuevos trabajos son variadas, el dinero es el factor decisivo. Según la misma encuesta realizada en diciembre pasado, tras a pregunta ¿Por qué dejaste tu último empleo? 33% dice haberlo dejado porque no le pagaban lo que merecía, 29% porque fue despedido; 19% asegura que no le gustaba el ambiente; 16% buscaba trabajar en lo que había estudiado y 3% quería montar su propio negocio.
Con esto, más del 65% voluntariamente dejó su empleo para buscar desafíos nuevos, sin necesariamente tener la certeza de que encontraría algo mejor. Un riesgo que muchos corren y que afortunadamente pocos se arrepienten, ya que 75% de ellos aseguran no querer volver a su antiguo empleo, mientras que un 25% reconoce que fue un error y esperaría volver.
Dentro de los trabajadores más dispuestos a cambiar, sin duda están los jóvenes. Según la psicóloga laboral Fernanda Erazo esto se debe a que “los jóvenes pretenden crecer y ascender en forma más rápida en cuanto a sueldo y puestos de trabajo y si una empresa no se los da en un tiempo prudente ellos van a optar con cambiarse de trabajo rápidamente”.
Sin embargo, advierte que si bien estos cambios pueden ayudar al crecimiento profesional, igualmente afectan a las organizaciones. “La empresa se ve afectada ya que cuando ingresa un profesional se invierte en su capacitación e inducción, hasta que el profesional empiece a generar aportes efectivos en su trabajo lo que puede ser después de hasta seis meses” indica Fernanda. Es decir, la organización pierde la inversión en capacitación, sumado al tiempo que la persona utilizó para integrarse al equipo de trabajo, y que al desvincular a uno de sus integrantes se genera un “sentimiento de quiebre y perdida del equipo”.
Otra cara
Así como hay algunos que disfrutan de la posibilidad de viajar obviando el temor de no volver a encontrar trabajo, otros aprovechan esa libertad para crecer profesionalmente, sin que el dinero sea un factor decisivo.
“El tema de la rotación pasa por los sueldos. Veo como colegas, trabajan de lunes a sábado más de 10 horas diarias, para recibir una remuneración miserable a fin de mes y muchas veces realizando un trabajo que no les gusta. Por eso es mejor trabajar en forma independiente, quizás ganando igual o menos dinero que mis colegas, pero teniendo mi espacio para llevar a cabo los proyectos que me apasionan y tiempo para disfrutar de la vida”, asegura el periodista José Guaquín.
Si bien su último trabajo “estable” fue hace dos años, se mantiene activo. Hasta diciembre pasado trabajó como periodista de una fundación donde el trabajo es más bien discontinuo. Mientras, hace diez meses colabora en la radio Nuevo Mundo de Punta Arenas, cada sábado en el programa Patagonia Re-Verde.
Con más o menos dinero en los bolsillos los jóvenes buscan nuevos espacios laborales más desafiantes y algunas veces más lucrativos, dejando atrás la cultura de nuestros padres que esperaban “hacer carrera” dentro de una empresa mirando como pasaban los años antes de recibir un aumento de sueldo o un nuevo cargo.
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Rossana Ch